domingo, 6 de julio de 2014

A las Puertas de una Nueva Guerra en Irak

Jesús Hernández Garibay

El Presidente Barack Obama ordenó el envío al Golfo Pérsico del portaaviones USS George H.W. Bush y de dos buques destructores equipados con misiles dirigidos. Si bien en un principio afirmó que no enviaría tropas a Irak, al final lo hizo según esto para proteger su embajada en la denominada Zona Verde de Bagdad; así, dos años y medio después de que su último soldado abandonara esa nación, y 12 tras la invasión y el derrocamiento de Sadam Husein, Estados Unidos regresa. Además con el envío de otros 300 hombres de las Fuerzas Especiales, para ayudar al gobierno de Nuri al-Maliki, que como resultado de una dura postura anti-suní afronta una rebelión de grupos integristas que amenazan con desmembrar totalmente el país. Maliki había solicitado ya al norteamericano que lanzara ataques aéreos contra las fuerzas rebeldes.

Lejos, sin embargo, de representar un simple conflicto interétnico, los ataques del principal grupo suní llamado Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés), señalado de recibir financiamiento de Qatar y Arabia Saudita, dos grandes poderes petroleros de la zona, tienen que ver también por ello con el hecho de que el petróleo es ahí una pieza clave. Irak es el segundo mayor productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y cuenta con la quinta reserva de petróleo más grande del mundo, cuyas ventas del norte ahora por causa del conflicto están interrumpidas desde marzo y cuyas metas de crecimiento petrolero parecen estar cada vez más en riesgo debido a la inestabilidad política y la violencia.

Lo cierto es que el conflicto se ha tornado ya en un asunto grave, pues ISIS ha tomado varias ciudades de Irak y ahora acecha Bagdad, mientras un disminuido Ejército iraquí hace frente a la ola de atentados del grupo yihadista, que vez a vez triunfa en los enfrentamientos con las fuerzas militares regulares del gobierno iraquí. Ya desde el 12 de junio la Fuerza aérea iraquí bombardeó posiciones de los insurgentes en los alrededores de la ciudad norteña de Mosul y, poco a poco, ISIS se sitúa a menos de 100 kilómetros de Bagdad; nuevos enfrentamientos tienen lugar en Udhaim, a unos 90 km al norte de esa capital y en Muqdadiya, a 80 km al noreste.

Washington ha dicho que sus soldados solamente llevarán a cabo misiones de Inteligencia y detección de objetivos militares de los islamistas, y asesorarán a las fuerzas chiíes de al-Maliki; a la vez, sus operaciones incluirán obtener datos con vistas a posibles ataques aéreos de EUA contra los integristas. Pero el gobierno de Barack Obama ha condicionado la intervención militar abierta en Irak a la dimisión del Primer Ministro Nouri al-Maliki, quien no es de su agrado; y se dice que la Casa Blanca prepara un cambio de gobierno con el controvertido político iraquí Ahmed Chalabi, un hombre de la CIA.

De su lado, en Bagdad más de 20 mil combatientes del Ejército del Mahdi, las milicias del clérigo chií Muqtada al Sadr, marcharon el sábado 21 por las calles de Bagdad armados incluso con chalecos explosivos, para demostrar su compromiso de luchar hasta la muerte contra las milicias del ISIS; esta fue su primera gran manifestación pública desde la salida de las tropas estadounidenses a finales de 2011. A la marcha del Mahdi se sumaron otras protestas en las ciudades de Nayaf y Basora, hasta conformar en su conjunto la mayor concentración pública paramilitar, no vista en mucho tiempo antes en el país.

6 de julio de 2014.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 29 de junio de 2014)
El Otoño del Imperio

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