sábado, 24 de marzo de 2018

Ejemplares Elecciones al Parlamento Cubano

Jesús Hernández Garibay

El pasado 11 de marzo se llevó a cabo en Cuba la jornada electoral para elegir diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular. Durante la misma resaltó la tranquilidad ciudadana con la que se celebró la votación, con total disciplina de las y los pioneros al cuidado de las urnas. Radio Martí, emisora del gobierno de Estados Unidos, antes de la jornada destacaba desde Miami que “Cubanos consultados opinan que no hay elecciones en un país donde poco se sabe de la agenda o los planes de las personas por las que votarán…”, para después de la jornada afirmar que “Cubanos consultados para Martí Noticias parecen no saber ni por quién o para qué votaron…”

Al día siguiente de la jornada, la Comisión Electoral Nacional dio a conocer los resultados finales del suceso, haciendo notar que del total de electores, 8 millones 926 mil 575 ciudadanos, sufragaron en esta ocasión 7 millones 399 mil 891, o sea el 82.90 por ciento; a la vez, que no había votado el 17.10 por ciento del electorado, mientras que el 94.42 por ciento de las boletas fueron válidas, el 1.26 por ciento fueron anuladas y el 4.32 por ciento se depositaron en blanco.

Las votaciones de este 11 de marzo se realizaron en 24 mil 470 colegios electorales, de ellos 143 especiales, ubicados en hospitales, terminales y aeropuertos. Los comicios se llevaron a cabo para elegir delegados a las asambleas provinciales y diputados nacionales, en un proceso que culminará el 19 de abril con la elección de un nuevo presidente, en sustitución de Raúl Castro. Siendo el sufragio secreto y voluntario, cada uno de los diputados electos contó con el voto de más de la mitad de sus electores, vecinos de su localidad, luego de haber presentado ante ellos su respectivo programa de trabajo.

La sociedad civil cubana está integrada por más de 2 mil 200 organizaciones, entre las que se destacan las organizaciones sociales y de masas, y las organizaciones o asociaciones científicas o técnicas, culturales y artísticas, deportivas, de amistad y solidaridad, entre otras. El Parlamento está conformado por los 609 diputados ahora electos, además de 940 plenos provenientes de las organizaciones de masas de la Isla; entre otras la Central de Trabajadores de Cuba, la Federación de Mujeres Cubanas y la Federación Estudiantil Universitaria.

Ni duda cabe acerca del respaldo de un porcentaje mayor al 80 por ciento del pueblo a un sistema electoral genuino y ejemplar, situado a mucha distancia de los que se tienen en las llamadas “democracias de mercado”, donde en muchas ocasiones vota la mitad de los electores, los candidatos gastan millones en propaganda con promesas que no se llegan a cumplir, se triunfa a través de métodos fraudulentos, y al final gobiernan los electos con el sufragio de minorías.

Los resultados de esta elección al Parlamento cubano también atajan todos esos dichos de que “la gente está oprimida”, “no tienen qué comer”, “el descontento es generalizado”, y otros tantos mitos o invenciones que olvidan o tratan de ocultar los cincuenta años de guerra total hacia la Isla por parte del país más poderoso del mundo, así como la defensa heroica que el pueblo en su casi totalidad ha hecho de su patria y de sus decisiones soberanas.

24 de marzo de 2018.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 24
de marzo de 2018)
El Otoño del Imperio

sábado, 10 de marzo de 2018

La Crisis Migratoria y la Nueva Derecha Europea

Jesús Hernández Garibay

Uno de los fenómeno sociales más significativo del nuevo siglo ha sido la migración, que alcanza en los años recientes sus más altos índices a nivel internacional y regional. A diferencia de épocas anteriores (por ejemplo, entre 1846 y 1914 pasaron de Europa a América y particularmente hacia Estados Unidos, más de 30 millones de migrantes), el centro geográfico de ese grave problema ha sido a partir de 2014, Europa, adonde ha concurrido el mayor número de personas desplazadas y en busca de refugio luego de la Segunda Guerra Mundial.

Ello ha creado la mayor crisis humanitaria sucedida en el mundo en los tiempos modernos, con cerca de 900 mil personas provenientes principalmente de África y Medio Oriente, cuyo arribo imprevisto ha creado en varios países problemas políticos, diplomáticos, económicos, sociales y, desde luego, culturales. Este es el entorno en el que, habiendo nacido como respuesta al movimiento social de 1968, ha comenzado ahora a irrumpir con mayor fuerza en la escena política una llamada Nueva Derecha Europea, cuyo discurso es renovado y acorde a los nuevos tiempos.

En efecto, la “Nouvelle Droit” es un movimiento ideológico surgido luego de que en el 68 Alain de Benoist publicara en Francia un Manifiesto, donde sus integrantes exponían no ser “ni la derecha tradicional ni la izquierda, sino algo totalmente distinto…”; una idea después reformulada en el Manifiesto “La nueva derecha del año 2000”, de Benoist y Champetier. En este nuevo documento, al referirse a la “modernidad”, sus autores indican: “La promesa de igualdad… ha fracasado y doblemente: el comunismo la traicionó instaurando los regímenes totalitarios más sangrientos de la historia.  El capitalismo se burló de ella al legitimar mediante una igualdad de principios las más odiosas desigualdades económicas y sociales. La modernidad  proclamó derechos, pero sin proporcionar los medios para ejercerlos…”

En un documento más reciente, publicado en octubre de 2017 y titulado “La declaración de París. Una Europa en la que pudiéramos creer”, sus autores, un grupo de respetados pensadores conservadores de todo el continente (Philippe Bénéton, de Francia; Ryszard Legutko, de Polonia; Dalmacio Negro Pavón, de España; Roger Scruton, del Reino Unido; y Robert Spaemann, de Alemania, entre otros), tocan ahora ya, al referirse a la respuesta de varios gobiernos a la invasión migratoria, el espinoso tema de “la fantasía utópica de un mundo multicultural sin fronteras”.

Con un discurso que si bien es parecido al de las revueltas de izquierda del 68, sus autores, sin embargo, se plantean defender no a las minorías como entonces (étnicas, religiosas, de mujeres), sino asumir la defensa de las mayorías hoy atribuladas por la crisis. En el fondo, no obstante, lo que todavía se proponen es deshacer el legado que el 1968 dejó en Europa, pues les preocupa que el descontento social actual se exacerbe y represente un verdadero peligro para el “statu quo”.

Lo cierto es que, como ya lo decíamos hace un tiempo en este espacio, la crisis migratoria europea es consecuencia de las modernas “guerras de conquista” de los gobiernos defensores del mismo “statu quo”, liderados por Estados Unidos; una secuela que ahora la Nueva Derecha pretende resolver con discursos manoteados. Lo que con seguridad no le dará al mundo más tranquilidad.

10 de marzo de 2018.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 10
de marzo de 2018)
El Otoño del Imperio