viernes, 29 de junio de 2018

La Historia No Escrita del Cuarto Reich en Sudamérica (Primera Parte)

Jesús Hernández Garibay

“Persiguiendo a Hitler” es una serie-documental de History Channel (HC) en su tercera temporada, centrado en un grupo de investigadores que sigue las pistas que intentan probar la hipótesis según la cual Adolfo Hitler no se suicidó en Berlín en abril de 1945, sino que preveía llegar a Sudamérica. Una sagaz investigación que deja ver que la intención de los nazis no era huir para esconderse y vivir clandestinos hasta el final de sus días, sino escapar para preparar la infraestructura necesaria con el manifiesto propósito de construir desde ahí un Cuarto Reich.

La serie revela que a comienzos de 2014 el FBI desclasificó cientos de documentos confidenciales que afirmaban que el Führer no se habría suicidado, sino que habría escapado después de la caída de Alemania. Un memo del propio J. Edgar Hoover, entonces director del organismo, señalaba: “Los oficiales del ejército estadounidense en Alemania no han localizado el cuerpo de Hitler y no hay ninguna fuente confiable que diga definitivamente que Hitler está muerto”.

Más allá de entrar en la polémica de si de acuerdo con un estudio estadounidense dado a conocer desde el 2009 un fragmento del cráneo que se cree provino de Adolfo Hitler era en realidad el de una mujer no identificada entre los 20 y los 40 años, o si como lo asevera recién en este 2018 un grupo de científicos franceses, el examen de fragmentos de los dientes de Hitler que se conservaron en Rusia del mismo cráneo, confirma la opinión generalizada de que el dictador murió en su búnker de Berlín, lo importante son otros datos harto reveladores de la investigación hecha por History Channel.

La serie da cuenta, mediante reportes de testigos y contacto con personas relacionadas, del inusual trasiego de dinero y la presencia de cientos de alemanes nazis que llegaron a Sudamérica, y luego de mostrar evidencias acerca de un posible viaje en submarino de las Islas Canarias hasta la Argentina, apoyado por Franco en España, encuentra pistas sobre la presencia del mismo Hitler y guardias nazis tanto en Inalco, Río Negro, como en la parte alta de la selva de Misiones, misteriosas guaridas y restos de complejos militares con edificios, artefactos nazis y estructuras de opulencia sin explicación mayor.

Pero lo más trascendente es cómo Walter Rauff y Joseph Mengele, altos oficiales de las SS y brazos principales del Führer, vivían ya en Sudamérica y fueron de hecho asignados a Chile uno y a Paraguay el otro. Y cómo Rauff, autor de los campos de concentración itinerantes y responsable en Alemania de más de 100 mil muertes, cumplió en Chile un papel cardinal desde la llamada “Colonia Dignidad”, otro complejo militar que contaba con sofisticado equipo de comunicaciones y una Torre de radio a 900 metros de altura y alcance para toda Sudamérica, desde la cual él personalmente tuteló 754 centros de tortura distribuidos en todo el territorio chileno que ostentaban la bandera nazi junto a la chilena y eran dirigidos por oficiales nazis.

De hecho, Rauff sería en Chile tanto el poder tras el trono al dirigir años después la infame Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) pinochetista, como figura central en la meticulosa preparación de un plan: la destrucción del Canal de Panamá, en manos en ese entonces de Estados Unidos, que anunciaría la inauguración del Cuarto Reich desde Chile bajo la guía de una cuarta copia del Testamento de Hitler escrito desde abril de 1945 en Alemania y que en Sudamérica circuló clandestinamente; un llamado a “la expansión del Estado nacional socialista”, y virtualmente un intento de Hitler por regresar al poder con la ayuda de sus ricos simpatizantes de toda la región. Y con Mengele desde Paraguay...

29 de junio de 2018.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 1° de julio
de 2018)
El Otoño del Imperio

domingo, 17 de junio de 2018

Donald Trump: De Charlevoix al Capella

Jesús Hernández Garibay

“Hay un lugar especial en el infierno para cualquier líder que se involucra en la diplomacia de mala fe con el presidente Donald J. Trump y luego intenta apuñalarlo por la espalda... ―decía con particular desparpajo el asesor comercial estadunidense Peter Navarro a “Fox News Sunday”, a punto de culminar la Cumbre de Jefes de Estado del llamado Grupo de los 7 en Charlevoix, Quebec―; y eso fue lo que hizo Justin Trudeau con ese ardid de conferencia de prensa. Eso es lo que el débil y deshonesto Justin Trudeau hizo…”

Al ponerse por encima de un Jefe de Estado, lo que le preocupaba al buscapleitos Navarro, que días después pidió disculpas por su desmaña diplomática, más que un maltrato “ad hominem” a un aliado de EUA, era la Cumbre de Trump con el líder norcoreano Kim Jong Un que se realizaría el martes 12 en el Hotel Capella de Isla Sentosa en Singapur, pues a decir de otros miembros de la delegación estadounidense en Quebec la postura del primer ministro canadiense había incrementado la tensión, “al traicionar a Trump”, y según ellos arriesgaba hacer que el ocupante de la Casa Blanca “se viera débil” antes del histórico encuentro en aquel lugar.

Donald Trump, como se recuerda, había anunciado ya que impondría fuertes aranceles a las importaciones de acero y aluminio, incluidos los envíos provenientes de aliados clave del G-7 como Canadá, Japón y la Unión Europea; además, había amenazado con utilizar las leyes de seguridad nacional para hacer lo mismo con las importaciones de automóviles y se retiraba de acuerdos ambientales y de un pacto multinacional para evitar que Irán construyera un arma nuclear.

Es por esa razón que los líderes del Grupo de los 7 se reunieron en el contexto de la mayor división que ha enfrentado el grupo en sus 42 años, debido a que las políticas del presidente actual de Estados Unidos ―de acuerdo con la lógica tradicional del grupo, que sigue honrando los Acuerdos de Breton Woods―, podrían, aseveraron,  “provocar una guerra comercial global y profundos cismas diplomáticos…”

Como quiera que haya sido, luego de retirar su respaldo para el comunicado final conjunto del Grupo de los países más industrializados del mundo, atacar de manera inusual a un cercano aliado y vecino de Estados Unidos, y hacer del G-7 un G-6+1 ante el disgusto generalizado del resto de los miembros y antes aliados incondicionales, el polémico mandatario partió hacia Singapur, donde ya lo esperaba su delegación.

El presidente Trump llegaría a Singapur dos días antes de la histórica cumbre en busca de un acuerdo para poner fin a un posible enfrentamiento nuclear entre viejos enemigos, mientras que los medios informativos occidentales especulaban si el norcoreano se sentiría a gusto comiendo hamburguesas y se preguntaban si eran verdad los decires de funcionarios de ambos países, quienes previo al encuentro supuestamente afirmaban que el aislado régimen ya quiere modernizar su economía y convertirse en un “país normal” con inversión estadounidense en su nación y la presencia de empresas como McDonald's, Condominios en las playas norcoreanas y hasta una Torre Trump en su capital Pyongyang.

El “sueño americano” pues, que dibujaba en el rostro del multimillonario una gran sonrisa…

17 de junio de 2018.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 17 de junio
de 2018)
El Otoño del Imperio

domingo, 3 de junio de 2018

Donald Trump: ¿Una Política Exterior Errática?

Jesús Hernández Garibay

Las acciones y/o las intenciones en apariencia volubles del polémico Donald Trump han dejado en algunos analistas la idea de que hay todavía en la Casa Blanca un impetuoso mandatario que maneja la política internacional de Estados Unidos de una manera inconsistente y errática. Pero lo cierto es que tanto sus decisiones en el Oriente Medio como la postura asumida con respecto a Cuba o Venezuela, o frente a China y Rusia, responden más bien a las actuales necesidades de un país como el suyo, en un tiempo de debilidad sistémica no fácil de afrontar.

Las recientes semanas han atestiguado el reacercamiento a las arcaicas posturas sionistas de Benjamín Netanyahu en Israel, frente a sus vecinos palestinos y sirios; un hecho que no sorprende porque ha sido esa la postura de EUA durante años. En particular en Siria ha mantenido con fuego y metralla su intención de seguir apoyando a las debilitadas fuerzas del terrorista Estado Islámico (EI), contraponiendo sus ataques aéreos a los del ejército sirio, ahora apoyado no sólo por Rusia, sino también por Irak y Turquía; en tanto, con respecto a Palestina su país guarda el mismo silencio de siempre ante las atroces acciones represivas del ejército israelí.

En el entorno del provocativo traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén en total apoyo al sionismo, Trump anunció su intención de retirar a su país del acuerdo nuclear alcanzado en 2015 por la administración Obama con Irán, por considerar que el mismo favorece más a ese país que a los intereses del suyo; una gestión la del expresidente con la que Israel nunca estuvo de acuerdo y cuyo cambio ahora Netanyahu también celebra.

Ante la respuesta norcoreana de no concordar con dicha postura, Trump envió una carta al presidente Kim Jong-un, en la que anunciaba que la cumbre que ambos líderes iban a tener en Singapur en busca de una solución a sus diferencias, no se realizaría. Días después, presionado por las críticas de varios de sus aliados, Trump ha dado marcha atrás y plantea que sí tiene la intención de llevar a cabo esas pláticas, tal y como ya estaban programadas.

Y es que tanto Kim Jong-un y Moon Jae-In, líderes de las dos Coreas, luego de cuatro encuentros han firmado la Declaración de Panmunjom en la que el mandatario norcoreano se compromete a sentarse con Trump, como a la “total desnuclearización de la península coreana”. Ambas Coreas están ahora discutiendo un posible “Pacto de no agresión” entre Pyongyang y Washington, mediante el cual las dos partes se comprometan en abstenerse de cualquier acción militar unilateral contra la otra. Cosa que en anteriores negociaciones, nunca ha sido aceptado por EUA.

Finalmente, la preocupación por los cambios políticos en Centro y Sudamérica que han debilitado el vetusto panamericanismo de la Guerra Fría, se mantiene, y de manera particular su política continúa en el sentido de evitar que Cuba se fortalezca y la Revolución Bolivariana en Venezuela se consolide, en el entorno de la creciente importancia que China y Rusia han adquirido, para perjuicio del “mejor de los mundos posibles”. Así, como puede advertirse, a pesar de los deslices y los entreveros, sí hay en la política exterior de Trump una estrategia y una planificación que puede por momentos generar incertidumbre, pero no en toda la comunidad internacional.

3 de junio de 2018.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 3 de junio
de 2018)
El Otoño del Imperio