sábado, 30 de julio de 2016

Donald Trump: Las Razones de la Candidatura Republicana

Jesús Hernández Garibay

Del lunes 18 al jueves 21 de julio se llevó a cabo en la ciudad de Cleveland la Convención Nacional Republicana en la cual sería nominado el candidato a participar en los comicios de noviembre por la presidencia de Estados Unidos. El evento se llevó a cabo en medio de la profunda división existente en torno del magnate Donald Trump en donde, sin embargo, las voces de descontento en contra del que tendría que ser inevitablemente ungido, fueron acalladas por el entusiasmo de sus seguidores. La última noche, Trump aceptaría el compromiso, bajo el manto de la consigna central de su campaña: “Hacer grande a [norte]América otra vez”.

Como se sabe, la revuelta ocasionada por el ahora candidato resultó de una agresiva agenda que despertó la dura respuesta en diversos medios y de la misma cúpula republicana, a posturas que fueron calificadas propias de un “demagogo fascista”. Pero la mayor conmoción que causó al “establishment” republicano fue el sorprendente éxito su precampaña, pues no obstante las acusaciones de ser un fanático, Trump tuvo la certeza de generar un movimiento social en su entorno, que es el que obliga a dicha cúpula a tener que rendirse ante su nominación.

Para entender las razones por las cuales las posturas del ahora candidato “prenden” en un escenario estadounidense como el actual, hay que tomar en cuenta algunos hechos como estos:

• El declive del poderío norteamericano en el mundo, asumido hasta por el National Intelligence Council en su estudio publicado “Tendencias Globales hacia 2030”, en el cual reconoce que EUA deja cada día más de ser un poder hegemónico, por causa de su “repliegue inesperado como actor global” en un “mundo multipolar”.
• El marcado empobrecimiento de grandes núcleos de la población y virtual quebranto para las clases medias del llamado “sueño americano”, que para muchos ciudadanos es consecuencia de una globalización que abrió la puerta a las grandes empresas para buscar mano de obra barata fuera del país, en detrimento de los empleos y salarios de los trabajadores nacionales.
• Cambios como los ya previstos desde hace décadas en la composición del espectro social nacional, que promete para los hispanos, actualmente minoría, convertirse hacia mediados del siglo en la mayoría poblacional del país, lo que desbancará a muchos ciudadanos blancos de los privilegios de los que aún disfrutan.

Es por razones como éstas por las que los conocidos como “angry white man” (hombre blanco irritado) se erigen como el segmento más apasionado en apoyo y defensa del magnate, seguidos por ciudadanos para quienes la globalización (animada por las grandes empresas y promovida por los gobernantes) les quitó sus puestos de trabajo, además de considerar que la inmigración también los afecta en el mismo sentido. Así, la verdadera razón del éxito del peculiar empresario ahora convertido en político, hay que buscarla en el sentimiento de vulnerabilidad, amenaza y debilidad por causa de la inseguridad económica, el desgaste de valores y la decepción con el sistema político del país, que percibe una parte importante de los votantes de noviembre.

30 de julio de 2016.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 31 de julio de 2016)
El Otoño del Imperio

domingo, 17 de julio de 2016

El Momento de la Verdad: Las Convenciones Republicana y Demócrata

Jesús Hernández Garibay

Este lunes 18 de julio se lleva a cabo en la ciudad de Cleveland, Ohio, la Convención del Partido Republicano en la que sería nombrado el candidato a la presidencia de Estados Unidos por parte de dicha organización. Una semana después, el lunes 25 en la ciudad de Filadelfia, se realiza la Convención del Partido Demócrata en la que también sería elegido el candidato formal aspirante a ocupar la Casa Blanca. Ambos eventos se efectúan en un complicado momento nacional, donde a la creciente pobreza se adicionan las nuevas reclamaciones públicas ocasionadas por las reiteradas muertes de personas de raza negra a manos de policías blancos.

De por sí que, tal y como ya se preveía de tiempo atrás, a la convención republicana el Partido llega como un frente fragmentado, por causa de que el precandidato mejor posicionado resultó ser, como se sabe, el empresario Donald Trump, quien con un discurso agresivo, racista, sexista, ultranacionalista y, a juicio de algunos, hasta de corte fascista, logró convencer de buscar un cambio de rumbo a decenas de miles de republicanos desencantados con el gobierno de Barack Obama, a quien culpan por la creciente decadencia nacional y global. Son esas masas partidistas las que, sin importar lo que sus altos dirigentes piensen, obligan al partido a promover a un candidato como Trump.

De su parte, el Partido Demócrata no anticipa una Convención tan problemática, pero no por ello menos compleja, pues Hillary Clinton, quien llega a la misma con el apoyo de las dirigencias, los llamados “superdelegados” y decenas de miles de militantes de las bases demócratas, carga a la vez en su bolsa de campaña un severo rechazo de otros cientos de miles de ciudadanos, quienes la consideran una política poco confiable. Así, luego de haber perdido el sueño durante varios meses por la amenaza que le significó la precampaña del senador “socialista democrático” Sanders, ahora la Clinton lo perderá de nuevo por no saber exactamente hasta donde ese descrédito suyo irá a pesar finalmente en las elecciones de noviembre.

Claro que como quiera que vaya a resolver el pueblo estadounidense la disyuntiva de elegir a un presidente xenófobo o a una presidenta a la cual antes de llegar a la silla de gobierno ya consideran una mentirosa, será cosa de valorarlo luego de pasadas estas elecciones, que amenazan con ser las de mayor abstencionismo electoral de todos los tiempos frente a los dos candidatos menos populares de la historia de Estados Unidos por su alto grado de desprestigio a la vista del ciudadano común, que lejos de interesarse por una participación en los comicios, crece en su descontento tanto por las inequidades raciales de estos tiempos en los que en su defensa tiene que levantar el grito de “Black Lives Matter!!” ―más las que en su discurso promete Trump en caso de triunfar―, como por el creciente empobrecimiento de sus familias ante un “sueño americano” cada día más ausente para las grandes mayorías del país, que Hillary promete hueramente que cambiará.

17 de julio de 2016.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 17 de julio de 2016)
El Otoño del Imperio

viernes, 8 de julio de 2016

El Brexit Evidencia un Nuevo Momento de la Crisis

Jesús Hernández Garibay

La inicial secuela de la consulta a los ciudadanos británicos acerca de su decisión para salir de la Unión Europea o permanecer en ella ―un resultado inesperado en favor de la salida que ha puesto a temblar al mundo, pues se tradujo de inmediato en más de dos billones de dólares que desaparecieron virtualmente de los mercados bursátiles en todo el orbe―, ha sido, de acuerdo con el Index Dow Jones de Standard & Poors, “la mayor pérdida diaria de todos los tiempos”, superando la quiebra de Lehman Brothers durante la crisis financiera de 2008 y la caída de la bolsa en aquel Lunes Negro de 1987.

Esto, que según algunos analistas tiene “el potencial de provocar un reordenamiento del poder, las relaciones económicas, las fronteras y las ideologías del mundo entero” (The New York Times), pone de manifiesto, entre otros, varios hechos por demás trascendentes:

1. El progreso y el alcance de la crisis global del sistema, ya trastocado desde la primera década del nuevo siglo y que, ahora, tras el efecto del llamado “Brexit” golpea con fuerza a una fracción de los principales magnates del mundo, que pierden en un solo día más de 127 mil millones de dólares de sus fortunas.
2. El descontento y el resquemor de distintas capas sociales por causa del gradual empobrecimiento sin visos de solución en sus países, una de las causas del maremoto británico y por la que diversos movimientos separatistas se siguen manifestando en regiones de la misma Europa, como el País Vasco y Cataluña en España, Bavaria en Alemania, Gales, Irlanda y Escocia en Reino Unido, Bretaña y Córcega en Francia, Cerdeña y Trentino-Tirol del Sur en Italia.
3. El grado de estancamiento de los mercados que no logran generar un crecimiento continuo que dé un impulso sostenido a la economía de países desarrollados como Estados Unidos, los europeos, Japón y los países “emergentes” más vinculados a ellos.
4. El alto costo que alcanza ya el proceso especulativo de “financiarización” al que han sido sometidos los mercados mundiales, para tratar de contrarrestar la irrefrenable tendencia a la baja de las tasas de ganancia, como resultado de esa economía estancada y en crisis permanente luego de su auge en los años setenta del siglo pasado.
5. La magra marcha sistémica toda que, en el curso de una cada vez mayor productividad con la utilización de procesos altamente automatizados y tecnologías más sofisticadas, promueve el despido y siembra un mayor desempleo, subempleo y mercado informal en el planeta.
6. La grave rapacidad del actual capital financiero monopolista de hoy, que haciendo uso irracional del crédito tiende a volver a las mismas empresas, a los gobiernos y a amplias capas de la población en adictos y esclavos de las deudas, tan sólo para mantener el motor caminando.

En el fondo, la mayor concentración y centralización de los capitales que resulta de la producción global cada vez más social, frente a la apropiación cada vez más privada de la riqueza mundial.

8 de julio de 2016.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 3 de julio de 2016)
El Otoño del Imperio