viernes, 25 de febrero de 2011

La Crisis Golpea También a los Trabajadores en Estados Unidos

Jesús Hernández Garibay

La crisis no respeta fronteras, ni en países desarrollados. Mientras que más de 70 mil empleados públicos (maestros, profesionistas, administrativos) mantenían el domingo 20 de este mes su sexto día de protestas dentro y fuera del Capitolio de Madison, Wisconsin, en Estados Unidos, el gobernador Scott Walker reiteraba que no transigiría en su intención: un proyecto de ley que elimina la mayoría de los derechos de negociación colectiva de los empleados públicos y además los obliga a pagar más por el sistema de pensiones y de seguro médico. Al igual que en varios países árabes, las protestas sacuden ahora a ese estado, por la ley antisindical presentada por un gobernador republicano, quien con tan solo seis semanas de mandato enfrenta una virtual insurrección.


Más allá de las particularidades, la crisis golpea y busca someter también a quienes hasta hoy habían podido prevalecer menos vulnerables. La razón que aduce el republicano Walker ―vinculado al Tea Party Movement, un movimiento político neopopulista de derecha que trabaja en la línea de evitar que el presidente Barack Obama asuma un segundo mandato y que apoya activamente al gobernador― para llevar adelante su propuesta es que de llevarse a cabo ello permitiría frenar el déficit fiscal de Wisconsin (el cual llegará a los tres mil 600 millones de dólares en los próximos dos años), pues obliga a los empleados públicos a pagar el 5.8% de su salario hacia sus pensiones y 12.6% de las primas de cuidado de la salud, con base en el 6% promedio que hoy pagan.


Walker pretende recortar también muchos de los derechos de negociación colectiva de los sindicatos, uno de los escasos mecanismos que permiten mantener las condiciones salariales/laborales y evitar despidos masivos. Como se sabe, la tecnología en el mundo desarrollado evidencia problemas, pues mientras el número de trabajos de alto perfil bien pagados aumenta, los de bajo perfil son más difíciles de encontrar. Estos factores contribuyen a la desigualdad en el mercado laboral, pues la diferencia entre los altos y bajos salarios crece substancialmente. La negociación colectiva ha logrado moderar esa brecha, pues los obreros sindicalizados ganan casi un tercio más que los no sindicalizados, y tienen mayor posibilidad de alcanzar beneficios de salud y pensión, lo que para el caso de las minorías sobre todo hispanas y negras ha sido importantísimo.


El problema sin embargo es grave, pues la tasa de sindicalización virtualmente se derrumba en Estados Unidos. El índice de sindicalización ha disminuido de manera continua desde principios de la década de los setenta. Hace 30 años era de 25%, en 2002 fue de sólo 13%, siendo el sector público el que ha mantenido un mejor desempeño relativo desde los años sesenta; en las empresas privadas, sólo el 7.4% de los trabajadores se encontraba afiliado en 2006. La crisis y las necesidades del mercado libre, así, golpean duro a los trabajadores, expuestos tanto a despidos masivos como a nuevas condiciones salariales y laborales como chivos expiatorios al gusto de quienes más se enriquecen.

21 de febrero de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 27 de febrero de 2011)
El Otoño del Imperio

Más de 50 mil personas participaron en el quinto dia de protestas en Madison

lunes, 14 de febrero de 2011

La Revolución Egipcia Apenas Inicia

Jesús Hernández Garibay

En 18 días, una insurrección popular arrancó de su podio a un régimen que había gobernado Egipto en forma brutal durante 30 años. No obstante, mientras que los inicios de una posible revolución abren la puerta ahora a una reforma política y económica de alcance limitado por causa de los intereses predominantes en esa nación, su efecto más importante y duradero podría ser el despertar de una conciencia social de mucho mayor alcance; luego de la fiesta nacional que como resultado de la caída de Hosni Mubarack se diera en todo el país, comienzan a surgir voces de duda y descontento ante las posibles intenciones del llamado Consejo Militar, al frente ahora de los destinos nacionales.

De un día para el siguiente, como se recuerda, Mubarack, que en su último mensaje llamaba a quienes imaginaba sus “hijos” al entendimiento, decide transmitir el poder al ejército egipcio. Virtual golpe de Estado por causa de la llamarada popular que aparte de la ahora emblemática Plaza Tahrir de El Cairo crecía y se multiplicaba en Alejandría, Damanhour, Mansoura, Suez y Port Said, además de las ciudades sureñas de Assiut, Luxor, Aswan y el oasis de al-Kharga, donde la gente arrasó con la comisaría y las instalaciones del gobierno. Huelgas y protestas en los centros de trabajo desde los trabajadores textiles de Kafr al-Dawwar, Helwan y Mahalla, hasta los trabajadores de la Autoridad del Canal de Suez, que se unen tácitamente a cientos de miles de jóvenes sin empleo.

Tanto para el caso de Túnez como ahora de Egipto la mayoría de los medios informativos sólo destacan el papel de la juventud y las clases medias que utilizan Internet y las redes sociales como actores privilegiados de las protestas. No obstante, lo cierto es que el papel de los trabajadores fue decisivo en Túnez lo mismo que en Egipto. Algunas estimaciones elevan a dos millones el número de trabajadores egipcios que llegaron a participar en más de tres mil acciones colectivas, un 40% de ellas en el sector privado. A partir del domingo 6 de febrero con la vuelta al trabajo fomentada por el gobierno, la situación dio un giro justamente con la entrada masiva de una clase obrera egipcia de larga data en la escena; en una ciudad tras otra hubo huelgas y ocupaciones.

Luego de las celebraciones, la realidad comienza ahora de nuevo a imponerse. Miles de manifestantes volvieron a la plaza Tahrir el domingo 13, después de que las fuerzas armadas intentaran dispersarlos; al mismo tiempo, cerca del Ministerio del Interior la policía realizaba una protesta por mejores sueldos. Mientras los nuevos manifestantes en la plaza gritaban “Revolución, revolución hasta la victoria…”, cientos de trabajadores empleados en los bancos estatales protestaban a las afueras de sus bancos contra la supuesta corrupción y abusos. A la vez, los trabajadores de la Compañía del Canal de Suez de las ciudades de Suez, Port Said e Ismailia iniciaban una ocupación indefinida de las instalaciones de trabajo. En el fondo, todos protestando en contra de los salarios de pobreza y el deterioro de las condiciones laborales; las estrellas de la crisis global.

14 de febrero de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 20 de febrero de 2011)
El Otoño del Imperio

La Revolución en Egipto

lunes, 7 de febrero de 2011

¿Quiénes Pierden con la Insurrección Popular en Egipto?

Jesús Hernández Garibay

Enredado en los intríngulis políticos y diplomáticos, en los entreveros familiares y los influjos de gobiernos autoritarios en una región como la de Asia, Oriente Medio, o cualquier otro país del mundo, lo que en el fondo se juega hoy en Egipto es el destino de los intereses predominantes durante décadas, que se enriquecen a costa de la miseria de cada vez más familias. En este país se habla, por ejemplo, de unas 200 empresas estadounidenses bien establecidas bajo la segura promoción de unos 650 agentes y organismos egipcios y norteamericanos, como Thomas Register, Dun & Bradstreet, American Big Business o American Export Register, aparte de numerosos contactos en el propio Gobierno egipcio; el núcleo, pues, de una comunidad empresarial muy activa en el país.

Egipto ha sido el segundo gran receptor de ayuda de Estados Unidos durante décadas, después de Israel; el régimen de Mubarak ha recibido unos 2 mil millones de dólares al año desde que asumió el poder. De este monto, las fuerzas armadas se quedan con unos mil 300, pero como siempre sucede con la “ayuda” a los países, los fondos concedidos han ido a parar a las arcas de las empresas estadounidenses del complejo militar industrial como Lockheed Martin y General Dynamics; el dinero nunca es visto, pues se transforma en contratos con empresas que proveen armamentos tales como aviones F-16, tanques M-1, motores de aeronaves, todo tipo de misiles, pistolas o latas de gases lacrimógenos. Lockheed Martin ha encabezado en Egipto acuerdos por unos 3 mil 800 millones de dólares en los últimos diez años; General Dynamics por 2 mil 500 millones; Boeing por mil 700 millones y Raytheon por otro tanto para todo tipo de armas.

A la vez, la seguridad interna y militar de Egipto ha sido apuntalada por una elite de negocios que constituyen el núcleo de un orden policiaco y militar que ha sostenido a Hosni Mubarak durante más de tres décadas. Como se sabe ahora, aparte de los al final de cuentas grandes beneficios por la ayuda militar que recibe, el ejército egipcio dirige una gran variedad de empresas: hoteles, empresas y fábricas, una cartera que le da un importante control de la economía de Egipto, pues se traduce en miles de millones de dólares de ingresos anuales. Durante años ha desarrollado actividades comerciales, incluyendo la construcción de carreteras y aeropuertos, procesamiento de alimentos y de fábricas diversas; una base económica que inclusive ha impulsado a los altos mandos militares en las filas de la élite financiera del país (en datos de Al Jazzera).

Por ello es que la reciente apertura de un diálogo entre el vicepresidente del país, Omar Suleiman, y los grupos opositores, para sentar las bases de lo que sería una “transición a la democracia”, es algo que no beneficia a Mubarak (quien ahora no es más que historia), sino que satisface a una boyante comunidad empresarial, bien representada en el improvisado “Consejo de Sabios” que incluye a Naguib Sawiris, el magnate de negocios que recomendó al mismo Suleiman para un “Gobierno de transición”. Sawiris es uno de los empresarios más influyentes de Egipto en la actualidad, gracias a su rápida expansión de Orascom Telecom, un corporativo que opera redes en siete países y atiende con servicios a unos 500 millones de personas. Así, antes de que Mubarak se vaya, la “transición” tendrá que dejar satisfecho a aquellos quienes serían, en todo caso, los verdaderos perdedores con la posibilidad de que la insurrección popular actual saliera adelante.

7 de febrero de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 13 de febrero de 2011)
El Otoño del Imperio

El Cairo, 25 de enero de 2011...