lunes, 28 de julio de 2014

La Otra Cara de la Crisis Humanitaria de la Inmigración

Jesús Hernández Garibay

La crisis humanitaria que se vive alrededor de los hijos de inmigrantes ilegales que deciden tomar la misma ruta que sus familiares hacia Estados Unidos, es cada día mayor, y a la vez paso a paso se torna irresoluble. Hasta ahora y desde el mes de octubre han llegado a ese territorio entre 43 mil y 52 mil menores, los que ─más allá de los nueve mil que ya han sido repatriados─ el gobierno pretende entregar en ese país a sus familiares bajo el programa de niños extranjeros no acompañados (AUC); para estos, el programa prevé que una vez entregados, deben comparecer ante un juez en un plazo de 15 días. No obstante, esto crea un cuello de botella para los jueces, ya presionados por miles de casos pendientes sobre inmigración. Pero además, la llegada de los menores a la frontera estadounidense, principalmente procedentes de naciones centroamericanas, podría alcanzar los 90 mil al término del año fiscal en septiembre próximo.

Hasta ahora del total mencionado arriba el gobierno apenas ha logrado entregar a sus familiares a unos ocho mil 700 menores. Pero aun en esa mínima proporción, las 59 Cortes de inmigración ya se encuentran saturadas por todos esos casos; por ello, según los expertos legales, dichas Cortes, que deben determinar la futura estancia de los menores, podrían demorar años en resolver. Y para más, funcionarios de la Patrulla Fronteriza se sienten desbordados dado el inmenso número de menores de edad que cruzan ilegalmente, que forman parte de las distintas pandillas mexicanas y centroamericanas, o que son perseguidos por las mismas.

Al respecto, medios informativos han reportado que pandillas como los Zeta o la Mara Salvatrucha (MS-13), están aprovechando la crisis para reclutar nuevos miembros a sus filas. “Están tratando ─dice Katie Pavlich, de Fox News─ de reclutar a otros adolescentes que comparten celdas con ellos y quienes usan los teléfonos que la Cruz Roja les ha suministrado para llamar de vuelta a casa o a los miembros de sus familias en Estados Unidos”. El caso es que las pandillas también los están usando como una forma de comunicarse con otros miembros de la banda, ya presentes en ciudades de Estados Unidos. La información proporcionada por la periodista proviene de un informe de la Patrulla Fronteriza (Townhall.com), que indica que al menos 16 menores de edad no acompañados ilegales han sido identificados como miembros de la MS-13.

Aún más, esa política de inmigración y aduanas de liberar a los menores ilegales con una notificación para presentarse en una fecha futura en la Corte, lo que permite es que otros jóvenes que son miembros de aquellas pandillas, lleguen a sus familias y puedan moverse a partir de entonces libremente por el país. Como quiera, hay quien ya dice que viendo tal afluencia de menores no acompañados que cruzan la frontera diariamente, se podría concluir que EUA está “viviendo los sueños febriles de una novela distópica”, pues su país ha perdido un aspecto básico de la soberanía: el control de sus fronteras, que, dicen, ya pareciera ser “una reliquia del pasado”.

Y mientras el presidente Obama sugiere gastar 3 mil 700 millones de dólares más, según esto para cuidar de los hijos de inmigrantes ilegales, otros estadounidenses de raza negra que viven en algunos de los ya incontables barrios más pobres de la nación comienzan a preguntar a su gobierno en qué lugar pueden ellos y sus niños obtener el estatuto de refugiado y la ayuda necesaria para mejorar sus vidas...

28 de julio de 2014.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 20 de julio de 2014)
El Otoño del Imperio

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