viernes, 20 de mayo de 2016

Las Razones de Fondo del Golpe de Estado en Brasil

Jesús Hernández Garibay

El pasado 12 de mayo, Michel Temer, hombre de la CIA según Wikileaks y acusado de seis delitos que habría cometido de desvío de fondos vinculados al caso Petrobras, asumió la presidencia interina del Brasil. Un cargo que pertenece legítimamente a Dilma Rousseff ―quien ganó los más recientes comicios con más de 54 millones de votos en su favor―, a la que sustituye espuriamente hasta que termine en el Senado del país el juicio a la ahora ex presidenta a quien se acusa de manera imprecisa de malos manejos en su gobierno.

Acompañado de más de 200 parlamentarios que son, ellos sí, inculpados en procesos de corrupción en el Supremo Tribunal Federal de esa nación, el nuevo mandatario llega al gobierno junto a los que fueron sucesivamente derrotados en las últimas cuatro elecciones presidenciales, destacadamente el Partido de la Social Democracia Brasileña, así como la ultraderecha Demócrata (DEM), dispuestos a echar atrás con medidas de corte neoliberal las políticas sociales que propugnaban los dos gobiernos sucesivos del Partido de los Trabajadores. Este y ningún otro, es el objetivo del nuevo golpe de Estado que ahora se produce en Brasil; un hecho apadrinado por la gran burguesía brasileña y los consorcios nacionales y transnacionales, a cuyos intereses les resulta incómodo cualquier proyecto que se aleje de sus pillajes de mercado en la región.

El reciente cambio presidencial en Argentina en el que triunfa el candidato empresarial del país Mauricio Macri, la victoria de la opositora Mesa de la Unidad Democrática en las elecciones parlamentarias en Venezuela, las artificiosas acciones de algunos grupos sociales en contra del gobierno de Rafael Correa en Ecuador y de Evo Morales en Bolivia, sucesos precedidos por los virtuales golpes de Estado civiles en Honduras y en Paraguay, todo ello sustentado en la pertinaz acción de las fuerzas de la derecha continental apoyadas eficientemente por las de otros países y en el trasfondo por Estados Unidos, se mueven en la misma dirección que el golpe de Estado ahora a la presidenta Rousseff en Brasil.

Y es que no es fácil caminar hacia una sociedad distinta, sin que las fuerzas más ligadas a esos grandes intereses corporativos, busquen y encuentren nuevas maneras de detener los procesos. En el pasado utilizaron las armas de las dictaduras militares; o acudieron al recurso de la coptación de los líderes, o al del diversionismo ideológico de los medios masivos; o a tantos otros, siempre apoyados eficientemente por Estados Unidos y sus intereses geoestratégicos. Tal y como lo hicieron en otros tiempos en que acudieron a la represión abierta o a la guerra de baja intensidad, hoy se acude al engaño a las masas por medio de nuevos modos como el del “golpe suave”. Pero los fines son exactamente los mismos: no permitir ningún cambio que aleje a los mercados de su reinado: el “sacrosanto” mundo de los grandes negocios que, hoy por hoy, en medio de la crisis global, requiere de una mayor disciplina de los pueblos.

20 de mayo de 2016.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 22 de mayo de 2016)
El Otoño del Imperio

jueves, 5 de mayo de 2016

Francia: El Movimiento Sindical y Social Contra la Reforma Laboral

Jesús Hernández Garibay

Miles de ciudadanos franceses salieron el domingo 1° de mayo a marchar nuevamente en contra de la Reforma Laboral propuesta por el gobierno de François Hollande, con manifestaciones en todo el país que aprovecharon el Día Internacional de los Trabajadores para demandar la retirada de una supuesta mejora del Ejecutivo que, insisten, destruye “todos los derechos que los trabajadores han ganado desde la Segunda Guerra Mundial” y que, consideran, provocará más precariedad para la clase obrera. En París desfilaron, según los sindicatos, unos 70 mil manifestantes, mientras que en toda Francia el Ministerio del Interior calculó en 84 mil la cifra total. Las manifestaciones coincidieron con el cumplimiento del primer mes de realización de las asambleas ciudadanas de un nuevo movimiento social: “Nuit Debout” (Noche en Pie).

A la reforma, que sería discutida en la misma semana ante el Parlamento, se le reprocha, entre otros puntos, acabar con la igualdad de negociación entre empleados y empresarios al otorgar primacía a los acuerdos en las empresas por encima de los Convenios Colectivos. Además, con esa normativa el gobierno se propone hacer “ajustes” modificando la jornada laboral a 35 horas por semana, con el pretendido fin de reducir el 10 por ciento del desempleo. A un año de los comicios presidenciales y con la impopularidad de Hollande ―que en sus máximos históricos hoy cuenta con una desaprobación de ocho de cada diez ciudadanos―, el mandatario no ha logrado frenar el descontento popular por esta nueva acción de su gobierno.

Al frente abierto en contra de la propuesta se sumó el movimiento “Nuit Debout”, que guarda similitudes con el movimiento español de los Indignados y el estadounidense Ocupa Wall Street; una virtual asamblea ciudadana, que ha hecho de la Plaza parisina de la República su lugar de reunión. Un movimiento popular más en el orbe, que rebasa la acción de los Estados nacionales y exhibe la incapacidad de estos para dar solución a grandes problemas tales como el desempleo y el empobrecimiento de los más amplios estratos de la población. Sin ser un movimiento de masas, el movimiento “Nuit Debout” se encuentra integrado mayoritariamente por jóvenes franceses preocupados por su futuro; uno en donde, dicen, ya no caben las elecciones y los partidos políticos actuales, por muy representativos que pretendan ser, porque sencillamente no resuelven su situación.

Un movimiento social que aunque adolece de las limitaciones de otros en el rechazo de toda jerarquía y la “horizontalidad” de su funcionamiento ―formas democráticas que, no obstante, concitan también un lastre para su evolución actual―, despierta el interés de organizaciones sindicales como la CGT que encuentran puntos de coincidencia, en una lucha en Francia que al final es común y que, por ahora, igual que lo han hecho en su respectivo país el movimiento de los Indignados y el Ocupa Wall Street, comienza a inspirar a toda una sociedad que advierte también el irrefrenable descenso de su nivel de vida.


5 de mayo de 2016.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 8 de mayo de 2016)
El Otoño del Imperio