lunes, 25 de abril de 2011

Causas de la Crisis Financiera Global del 2008

Jesús Hernández Garibay

A propósito del clima de desencanto en Estados Unidos, de la persistencia del desempleo y el crecimiento de la pobreza entre ciudadanos antes pertenecientes a una mítica “clase media” en busca del “sueño americano”, del inicio de una precampaña en la que la gente suele recordar a Barack Obama sobre el “cambio” no alcanzado aún y del nombramiento por parte de ese gobierno de “asesores financieros” provenientes de las filas de grandes compañías que ganan cada día más, a costa del erario y de los consumidores, vale la pena destacar la película de Charles Ferguson, que en febrero de este año ganó un Oscar como mejor largometraje documental y que en Iberoamérica se proyecta ahora con el título de “Dinero Sucio” (Inside Job).

El tema del documental es la crisis financiera global de 2008, que llevó a decenas de millones de personas, sobre todo pero no solamente en Estados Unidos, a perder sus ahorros, sus empleos y sus casas. La película, que muestra cómo sucedió, comienza hablando del caso de Islandia, muy similar al de Estados Unidos, donde en el transcurso de tres meses se esfumaron 100 mil millones de dólares debido a una política gubernamental de desregulación que permitió a ciertos inversores trabajar una expansión sin límite de sus negocios y privatizó tres bancos importantes del país, causando con ello un severo incremento en el desempleo y la pobreza, en un país donde no la había. Palabras más o menos, tal y como ocurrió en EUA una década atrás, donde un grupo de empresarios administraban sus negocios e igual manipulaban al gobierno y al Congreso para su propio beneficio.

La crisis de Wall Street en el otoño de 2008 afectó a todos los mercados de valores y dejó unos 30 millones más de desempleados en el mundo; una recesión cuyo precio ha sido la pérdida de varias decenas de miles de millones de dólares, que duplicó la deuda nacional de Estados Unidos y resultó ahí en 50 millones más de pobres. Una crisis causada por un grupo de empresarios de finanzas sin control gubernamental, que a lo largo de la primera década del nuevo siglo ya ganaban a trasmano dinero ilegal en medio de la crisis. La película muestra, en cuatro segmentos, por qué y cómo es que ocurre ese escandaloso robo, con fraudes, lavado de dinero, exageración de ingresos, evasión de impuestos, otorgamiento de bonos adicionales para altos funcionarios de las compañías, etcétera.

La película narra la manera en que crece una burbuja financiera por el encarecimiento de las hipotecas que da lugar a ganancias exageradas por préstamos excedidos; un gran fraude piramidal global bajo la premisa de la “libre circulación de los capitales…”, sustentado en evaluaciones falsas de los precios de la vivienda y que lleva a la quiebra a compañías hipotecarias, bancos y aseguradoras: sin dinero para inversiones, el desempleo crece y en 2010 hay seis millones de ejecuciones hipotecarias que llevan a muchas familias a tener que vivir literalmente en tiendas de campaña (tent cities). En la película se recuerda: “Al final, los más pobres siempre pagan lo peor…”; y señala cómo quienes causaron dichos males tanto como sus cómplices legislativos disfrutan todavía de las ganancias.

25 de abril de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 1º de mayo de 2011)
El Otoño del Imperio

Trailer de "Inside Job"

El documental completo de Charles Ferguson puede ser visto en www.cuevana.com

jueves, 21 de abril de 2011

Obama Inicia su Precampaña para el 2012

Jesús Hernández Garibay

De acuerdo con los tiempos y lo esperado por quienes continúan apoyando sus esfuerzos por modificar la lógica del curso político de un país enredado en las contradicciones del cambio o la reedición de la misma estrategia para mantener el poderío de Estados Unidos en el mundo; con tres guerras colgadas en las espaldas de la creciente pobreza de la ciudadanía (Irak, Afganistán y ahora Libia); en medio de una crisis no resuelta todavía, de la recesión que amenaza con volver, de las altas tasas de desempleo no resuelto así como del desencanto que subsiste por todo ello entre los estadounidenses que lo apoyaron en el 2008, el presidente Barack Obama virtualmente se ubicó el 4 de abril pasado como el primer precandidato formal hacia los comicios de noviembre de 2012.

Lo hizo, también acorde con las nuevas formas y contenidos de la política nacional y mundial, por correo electrónico y desde su Página de Internet a través de un video de YouTube en el que simpatizantes suyos expresan su deseo de participar en su campaña, y en el que destacan sus razones políticas y personales para hacerlo; es decir, al estilo de las ahora acreditadas (y aun nominadas para un Oscar) “redes sociales”. El presidente trata de presentarse así, a un proceso de elecciones primarias para asegurar la candidatura del Partido Demócrata, en busca de la reelección para un segundo mandato, e inicia su travesía convocando a la organización de la gente “manzana por manzana”, y llamando a esa gente a hablar de inmediato “con vecinos, colegas del trabajo y amigos…”

El intento de Obama por colocarse a partir de ahora a la cabeza de las probabilidades electorales, es un primer esfuerzo por contrarrestar las pretensiones declaradas de los más reaccionarios sectores conservadores de la nación, quienes desde hace dos años se organizan dentro y fuera de las filas republicanas (por ejemplo, el llamado “Partido del Té”), para impedir a costa de lo que sea que el “marxista”, “islamista” y supuesto amigo de “comunistas”, alcance por segunda ocasión la presidencia y trate con ello de “imponer el socialismo” en el reino del “mercado libre”. Un mercado, por cierto, que continúa haciendo más ricos a los ricos, en la misma medida que empobrece a muchos otros.

Existen también, desde luego, para el Partido Republicano, posibles precandidatos que ya comienzan a destacarse; y que aparte de Obama, eventualmente tendrán que enfrentar también el hartazgo social que en un discurso subraya el cineasta Michael Moore ―el pasado 5 de marzo, dirigido a los afectados por las componendas a las leyes que desamparan a trabajadores y sindicatos, en Madison, Wisconsin―: “América no está en bancarrota. Ni mucho menos. El país está anegado en riqueza y dinero. Es sólo que no está en tus manos. Se ha transferido, en el atraco más grande en la historia, de los trabajadores y los consumidores a los bancos y las carteras de los más ricos de los ricos... Lo único que está en bancarrota es la brújula moral de los gobernantes. Y nuestro objetivo es corregir esa brújula y dirigir la nave nosotros mismos a partir de ahora...”

21 de abril de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 18 de abril de 2011)
El Otoño del Imperio

Barack Obama 2012 Campaign Launch Video - "It Begins With Us"

lunes, 11 de abril de 2011

La Zona de Exclusión Aérea en Libia

Jesús Hernández Garibay

La compleja situación en Libia, no resuelta ni en vías de resolverse en meses por adelante, ha venido de nueva cuenta a dividir a la opinión pública entre quienes desean que un supuesto dictador sea derrocado con celeridad por la “comunidad internacional”, y quienes consideran que, sea lo que sea que signifique la situación creada, lo imprescindible es permitir que los pueblos sean quienes solucionen sus propios conflictos internos, de una manera soberana. Un proceso el libio lleno de entreveros, que pretende ahora resolverse por fuerzas interesadas en lo que pudiera resultar para su beneficio, y que conforma un indeseable panorama bélico en el que sólo algunos ganan y muchos más pierden.

Es tan delicada la nueva situación creada, que Barack Obama con su Premio Nobel de la Paz a cuestas, ha tenido que buscar la manera de sostener una intervención más sin transgredir principios pacifistas y esa es la razón por la que decide “pasar el mando” de las decisiones militares a la OTAN, con el fin de que no se le vincule con una nueva guerra. Pero la nueva guerra ya está activa y pretende estar sustentada en una Resolución de la ONU empujada por la misma Casa Blanca y sus aliados, que autoriza a crear ahí una zona de exclusión aérea, y que en los hechos fue convenientemente traducida por las fuerzas militares de Occidente como: “la ONU da luz verde para atacar a Libia…”, sin importar más muertes de civiles por causa de los “daños colaterales”.

Lo cierto es que el golpe de Estado ensamblado en un inicio contra Muamar Kadafi resultó fallido y esa es la razón por la que esas fuerzas militares, ante dicho escenario, lo que tratan de alcanzar ahora es la supervivencia de una oposición todavía endeble y desafortunadamente creada al amparo de los servicios de inteligencia de varios países: la CIA de Estados Unidos, el M15 de Gran Bretaña, el Mossad de Israel y hasta el Istajbarat de Arabia Saudita; justamente de la misma forma en que le hubiera gustado a Occidente sostener una oposición en Irán, hoy disminuida aunque no acabada, por la fortaleza del Estado iraní. Por cierto, una oposición la libia, vinculada también a fuerzas leales a grupos de Al Qaeda, lo que para EUA implica jugar con un escabroso fuego.

De mi parte, no podría aceptar otra cosa que no sea estar decididamente en contra de una solución militar a un conflicto en cualquier zona del mundo. Los pueblos tienen derecho a su propia autodeterminación y a resolver sus contradicciones, SIN INJERENCIA EXTRANJERA; así sea ésta bajo la pretensión de los más “nobles” supuestos humanitarios internacionales. Y eso no significa ubicarse en favor de cualquier desgastado gobernante, sino estar en favor de la paz y el sagrado derecho de los pueblos a ser absolutamente soberanos en sus decisiones; de otra forma, tendría que aceptar el hecho de que en mi propio país cualquier potencia extranjera impusiera condiciones a la soberana decisión de mi pueblo en la construcción de su propia historia, lo que a la vez resulta contrario a nuestros principios de política exterior.

11 de abril de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 10 de abril de 2011)
El Otoño del Imperio

Bombardeos fuerzas imperialistas en Libia mata a civiles

domingo, 3 de abril de 2011

La Gira de Barack Obama por Latinoamérica

Jesús Hernández Garibay

Desdeñado por la gran prensa norteamericana que durante el periplo dedicó más bien sus principales espacios informativos a continuar divulgando el dramático retrato de la contaminación producida por las plantas nucleares japonesas, así como a destacar a las fuerzas de la OTAN por su apoyo a los rebeldes libios en su intento por derrocar al nuevo enemigo del planeta, el viaje de Barack Obama por tres países latinoamericanos pasó virtualmente desapercibido para el público estadounidense. Una gira, la primera formal que hace el actual presidente de Estados Unidos en la que incluye a más de un país, que pasa también casi inadvertida para nuestros propios congéneres, en la que busca Obama un apoyo del sempiterno “patio trasero” para su ahora deteriorada economía.

El viaje presidencial se llevó a cabo por Brasil, Chile y El Salvador, del sábado 19 al miércoles 23 de marzo y no dejo de incluir la facundia de que una nueva era de relaciones Estados Unidos-Latinoamérica debe darse con base en que “no existen socios mayores o menores; solamente existen socios iguales”. La gira comenzó en Brasil, lugar donde más allá de la habitual diplomacia en su entrevista con la primera mujer presidente de ese país, lo importante fue descubrir o consolidar contratos que permitieran a sus menoscabadas empresas mejorar sus beneficios y así intentar apoyar a la economía de EUA a salir de la recesión, en búsqueda por ejemplo de una estrategia conjunta en el nuevo hallazgo petrolero del presal (cuenca marina Santos), o con el etanol, o con la participación de proveedores norteamericanos en las próximas Olimpiadas en Brasil.

De este país el presidente pasó a Chile, donde planteó su idea de una “nueva” asociación “entre iguales”, basada en la cooperación para promover lo que, según esto, son intereses comunes. En su “Discurso a las Américas”, pronunciado en Santiago, Obama recordó que 50 años atrás el entonces presidente John F. Kennedy propuso, en el marco también de una gira, la “Alianza para el Progreso”, planteando que, sin embargo, “las realidades de nuestra era… exigen algo diferente”; claro, terminar con la vieja idea del asistencialismo que implica gastos, y mejor forjar una asociación basada en el combate a la inseguridad y el narcotráfico, la promoción del comercio y las inversiones, la construcción de un “futuro energético sustentable” y la “profundización de la democracia”.

En el Salvador, último lugar de la gira, los temas de la agenda bilateral con incidencia para toda Centroamérica fueron el comercio, la migración y la seguridad (“Iniciativa de Seguridad Regional para América Central”). Un viaje todo en el que, más allá de las ocurrencias geopolíticas la intención fundamental fue, como lo dijo el propio Obama, la de “reforzar las alianzas económicas para crear buenos empleos” en EUA, aumentar las exportaciones con el propósito de expandir la economía, y “abrir más mercados alrededor del mundo para que las empresas estadounidenses puedan hacer más negocios…” Un propósito muy acorde, por cierto, con la preocupación por una crisis que no termina.

3 de abril de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 3 de abril de 2011)
El Otoño del Imperio

La gira de Obama en América Latina: ¿iniciativas o sólo intereses?