sábado, 23 de septiembre de 2017

Estados Unidos: ¿Crisis pasajera, o declive sin retorno...?

Jesús Hernández Garibay

Luego del paso de los huracanes Irma y Harvey por el sureste de Estados Unidos, un grupo de artistas estadounidenses llevaron a cabo un festival para reunir fondos en favor de las víctimas de ambos meteoros. En su presentación, la cantante Beyoncé decía: “Los efectos del cambio climático se manifiestan día con día en el mundo… Tenemos que estar preparados para lo que viene después…” De su lado, el legendario cantante Stevie Wonder afirmaba sin decirlo, pero rozando la postura del presidente Donald Trump en relación con el tema: “Quien crea que no hay nada como calentamiento global debe ser ciego o tonto…” Aprovechando la ocasión, otros de los participantes hicieron también la misma crítica, lo cual al siguiente día era condenado por los medios ultraconservadores pro Trump como manifestaciones de “demócratas izquierdistas”.

Unos días después se llevó a cabo la entrega de los Premios Emmy 2017. De nueva cuenta, el evento aquí también fue aprovechado por varios de los presentadores y premiados para hacer crítica y burla del mismo Trump, un hecho que motivó que esos mismos medios ultraconservadores consideraran la entrega de los icónicos Premios de este año como: “ciertamente el evento políticamente más cargado de todos los tiempos…” Como quiera, ambos sucesos se convertían así en representativos del clima que en estos tiempos campea en Estados Unidos: una grave división social y política que hoy se vive el país.

Lo importante aquí, en todo caso, es tratar de comprender si dicho clima es consecuencia de una figura como la del polémico multimillonario, o si es resultado de problemas de mayor fondo. La realidad es que la Unión Americana no es ya lo que fue hasta los años setenta del siglo pasado: una nación pujante. Y hoy tal circunstancia no es distinta, como los siguientes datos lo revelan:

1) De acuerdo con el Departamento del Tesoro, la deuda federal ha sobrepasado ya por vez primera los 20 billones de dólares, obligando de nueva cuenta al presidente a pedir al Congreso un aumento del techo autorizado de dicha deuda, lo que representa una mayor presión sobre el gasto gubernamental. 2) Junto a ello, en el entorno de la emergencia de nuevos y crecientemente poderosos actores como China, de acuerdo con Bloomberg el déficit comercial del país alcanzó ya en este 2017 los 48 mil 500 millones de dólares, el más grande desde el 2012. 3) A pesar del momento de recuperación con más empleos que en estos meses se vive ahí, lo cierto es que la realidad del mundo laboral es apabullante: de acuerdo con datos recientes del Departamento del Trabajo, el número de norteamericanos por arriba de los 16 años que se encuentran desempleados por cualquier motivo, alcanza los 94 millones 785 mil personas.

Entre otros muchos, son estos datos un botón de muestra del insoluble declive que el país padece y el nivel de empobrecimiento que el mismo provoca en no menos de 32 millones de personas que se ven afectadas por la creciente precariedad en el empleo con salarios insuficientes, el creciente gasto en salud ahora sin el Obamacare, la imposibilidad de que un trabajador de salario mínimo pueda acceder a una vivienda digna y muchos otros problemas por los cuales un creciente número de ciudadanos muestran su descontento de diversas maneras.

23 de septiembre de 2017.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 24
de septiembre de 2017)
El Otoño del Imperio

lunes, 4 de septiembre de 2017

Corea del Norte: La Temperatura Bélica Escala

Jesús Hernández Garibay

“Cualquier amenaza a Estados Unidos o sus territorios, incluyendo Guam, o nuestros aliados, será recibido con una respuesta militar masiva, una respuesta eficaz y abrumadora…”, decía el domingo anterior el secretario de Defensa Jim Mattis. El secretario Mattis hacía esta advertencia ante lo que la Casa Blanca consideró como una nueva amenaza de Corea del Norte, después de una prueba de la que Pyongyang dijo que fue “una bomba de hidrógeno capaz de encajar en la punta de un misil”, y luego de que presidente Donald Trump se reuniera con sus asesores de Seguridad Nacional.

Con esta nueva prueba, que Corea del Norte describió oficialmente como “éxito perfecto de una bomba de hidrógeno para un misil balístico intercontinental” (el más reciente de 11 ensayos con 17 misiles lanzados de febrero a septiembre de 2017, que perfeccionan aún más con cada lanzamiento su tecnología), se pone de nuevo al mundo en vilo al acrecentarse la presión sobre el presidente Trump en lo que podría convertirse en su primera gran crisis de política exterior.

Más allá del descrédito que busca la caricaturización en la prensa occidental del mandatario Kim Jong-un para hacerlo ver como un demente, la gran pregunta es: ¿por qué Corea del Norte busca tener armas nucleares? Al respecto, un análisis más serio considera que el objetivo final de Pyongyang es conseguir un misil con una ojiva nuclear capaz de alcanzar territorio norteamericano, pues el régimen está convencido de que EUA trata de derrocar a Jong-un, y Pyongyang ve en las armas nucleares la clave para evitar que su mandatario sufra un destino similar al de Moammar Gaddafi en Libia o Saddam Hussein en Irak.

La Casa Blanca se queja de estar siendo amenazada por el guerrerismo del líder norcoreano, pero habría que recordar que el mismo EUA ha sido el causante de que no se logre una solución pacífica duradera en la península de Corea. Veamos si no, cómo a lo largo de varios años Norcorea promovió un diálogo constructivo hacia la reunificación de las dos Coreas; hecho que siempre ha sido del desagrado de Washington, quien insiste en mantener un amplio aparato castrense en la zona. Durante esos años, un diálogo bilateral permitió establecer una agenda para promover reuniones comerciales, intercambios deportivos y reunificación de familias separadas, con el apoyo de la Cruz Roja Internacional, pero siempre ante el enfado de Washington.

A la vez, durante varios años se abrieron conversaciones a seis bandas (Corea del Norte, China, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y Rusia) llevadas a cabo hasta 2005 a fin de resolver el programa nuclear de Norcorea, para lo cual Pyongyang pedía que EUA retirara las sanciones financieras al país y que Occidente se comprometiera en un apoyo económico para solventar las necesidades sociales del pueblo norcoreano; a lo que siempre se negó Norteamérica. Las pruebas de misiles nucleares de Pyongyang parecieran complicar más las cosas; no obstante, lo cierto es que la retórica belicista utilizada hasta ahora por su presidente Kim Jong-un es resultado de la porfiada actitud de Washington, de no hacer caso a las posibilidades de paz.

4 de septiembre de 2017.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 10
de septiembre de 2017)
El Otoño del Imperio