sábado, 28 de septiembre de 2013

A Dos Años del “Ocupa Wall Street”

Jesús Hernández Garibay

El 17 de septiembre de 2011 miles de personas marcharon ante la Bolsa de Valores de Wall Street y conformaron un campamento en el Parque Zuccotti, inaugurando un movimiento que cambió el debate nacional acerca de la desigualdad económica y social en Estados Unidos. Dos años después se advierte la continuidad del legado del “Ocupa Wall Street”, un movimiento social que deja ver el peso de dicha desigualdad, así como de la corrupción del sistema político y el alcance del poder de un Estado policial militarizado, y se convierte con el paso del tiempo en un sinnúmero de diferentes grupos activos a lo largo y ancho del país, que continúa cambiando la percepción y la vida de muchos ciudadanos.

Para entender lo anterior hay que destacar la manera en cómo el movimiento es visto en el mismo distrito financiero: todavía hoy persiste un muro de barricadas alrededor del simbólico “Toro de Wall Street” (Charging Bull), una escultura de bronce que pesa 3 mil 200 kg., situada en el adjunto parque Bowling Green de la ciudad; una efigie que representa el símbolo del optimismo, agresividad y prosperidad financiera de Wall Street. A la vez, subsisten barricadas en el Parque Zuccotti y alrededor de la Plaza Chase Manhattan, que fue el sitio original previsto para la Ocupación. Lo que deja ver el estado de inseguridad sentido por la alcaldía local, ante el temor de que prosiga el movimiento.

De hecho, no hay ahora ningún plantón en Wall Street porque la policía de la ciudad ha desalojado a los activistas de ahí como en el resto del país, en acciones coordinadas por el Departamento de Seguridad Nacional, el FBI y otras agencias gubernamentales. Así, muchos de quienes participaron hace dos años en esa ocupación marcharon a distintos lugares para apoyar todo tipo de redes que se formaron en el transcurso del tiempo para exponer problemas locales: el rechazo a la Tubería Petrolera de Keystone, un mega proyecto con gran impacto ambiental, el apoyo a familias para evitar el desalojo de sus viviendas por los bancos en toda la nación, o la generación de debates sobre las causas del empobrecimiento ahora frecuente; una serie de campañas que han sido ampliamente reforzadas por las redes que nacieron con el movimiento y se fortalecieron desde entonces.

Para la mayoría de los Ocupantes iniciales, esa era la primera vez que veían a gente de su misma edad o a cualquier otra persona, hablar de la profunda desigualdad existente dentro su país. Así que, de manera natural, poco a poco sintieron al “Ocupa Wall Street” como parte de una herencia importante que había que continuar, y sus vidas cambiaron desde entonces pues eso los obligó a activarse. Uno de los miles de activistas que a lo largo de dos años recorre el país, lo dice así: “cuando escuché al final del invierno [del 2012] que las asambleas generales comenzaron a ocurrir a nivel de barrios, y que la gente estaba encarnando principios muy similares a la sociedad democrática y horizontal que Ocupa había abrazado, me convertí... Quería aprender más de ello… Quería entender cómo se estaban organizando estas acciones, en todas partes… Y fui a los lugares donde sucedían”.

28 de septiembre de 2013.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 29 de septiembre de 2013)
El Otoño del Imperio

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