lunes, 23 de septiembre de 2013

Creciente Desigualdad Social en Estados Unidos

Jesús Hernández Garibay

La reciente huelga de 24 horas para exigir un aumento al salario mínimo, así como el derecho a organizarse, llevada a cabo por miles de empleados de comida rápida (Subway, Wendy's, McDonald's, Burguer King y otras cadenas) en 60 ciudades del país, representa un indicio más de la creciente desigualdad social que padece Estados Unidos; los trabajadores protestaban en contra de una industria que factura miles de millones de dólares anuales y es acusada de pagar salarios bajos y ofrecer empleos de medio tiempo y sin beneficios. Pero el problema va más allá de un sector; el mismo presidente Obama, en su discurso del año en homenaje a Martin Luther King, lo decía: “la posición de todos los estadounidenses que trabajan, independientemente de su color, se ha erosionado…”

Obama recordaba que, durante generaciones, fue la existencia de una “clase media” la que hizo que la economía norteamericana “fuese la envidia del mundo…”; pero ahora, por más de una década “los trabajadores estadounidenses de todas las razas han visto estancarse sus salarios e ingresos. A pesar de que los beneficios empresariales se han disparado, así como los pagos a unos pocos afortunados, la desigualdad ha aumentado de manera constante…” Y en efecto, datos como que el uno por ciento de los estadounidenses tiene en sus manos el 40 por ciento de la riqueza nacional, mientras que el 80 por ciento sólo posee el 7 por ciento de esa riqueza, dejan ver la brecha existente ahora en esa nación.

Esa brecha entre el uno por ciento más rico y el resto de la nación es, de hecho, la más amplia desde los años 20, mientras que los ingresos de este uno por ciento casi se han triplicado en los últimos 30 años. Ese porcentaje mínimo de ricachones posee prácticamente la mitad de las acciones, bonos y fondos del país, mientras que el 50 por ciento de los estadounidenses de clase baja sólo posee el 0,5 por ciento de esas inversiones, lo que exhibe el hecho de que ese estrato no ahorra, sólo sobrevive. Un nuevo informe de AFL-CIO, la principal central sindical del país, divulgado con motivo del Día del Trabajo, muestra de nuevo que son los hispanos y los afroamericanos quienes tienen las peores condiciones laborales en el país, con bajos salarios y altos índices de desempleo.

Aún más, de acuerdo a un informe de la Universidad de Toronto, los súper-ricos representan sólo el 0,019 por ciento de la población y están concentrados en menos de 12 ciudades; de hecho, son solamente 60 mil 657 personas de una población total de 315 millones, los que poseen valores financieros o fortunas iguales o mayores a 30 millones de dólares. En contraste, en noviembre de 2012 una cifra récord de 42,2 millones de estadounidenses cayó bajo el programa federal de auxilio para pobres (Food Stamp), según Sunlight Foundation. En tanto, el poder sindical va en picada: el porcentaje de trabajadores representados por sindicatos disminuyó de 23.3 por ciento en 1983 a 12.5 por ciento el año pasado, según el Departamento de Trabajo. Hechos todos que dejan ver la caída del ciclo histórico, crecientemente agotado para el más poderoso país de todos los tiempos.


22 de septiembre de 2013.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 23 de septiembre de 2013)
El Otoño del Imperio

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