miércoles, 2 de junio de 2010

El Nuevo Acuerdo Nuclear con Irán

Jesús Hernández Garibay

El 17 de mayo fue firmado en Teherán un acuerdo del gobierno iraní con los de Turquía y Brasil, en el que Irán acepta en intercambio una parte de su uranio levemente enriquecido, por combustible nuclear enriquecido al 20 por ciento. Tal y como lo dio a conocer la prensa internacional, el acuerdo prevé el envío a Tur¬quía de mil 200 kilos de uranio iraní enriquecido a 3.5 por ciento, donde será cambiado en el plazo máximo de un año por 120 kilos de combustible enriquecido a 20 por ciento, necesario para el reactor de investigación nuclear de Teherán. El uranio iraní, que deberá ser depositado en Turquía un mes después del acuerdo, estará bajo supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), que sería informada del mismo en el plazo de una semana. La decisión fue calificada por el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, como una victoria de la diplomacia.

El acuerdo logrado entre el presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, el presidente Lula de Brasil y el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, fue considerado por estos como una experiencia positiva que vuelve a demostrar que si se busca la cooperación antes que la confrontación, pueden alcanzarse mejoras en la delicada situación internacional. Como se sabe, Irán defiende su derecho a desarrollar un programa nuclear que, asegura, tiene fines pacíficos, lo que es rechazado por una parte de la comunidad internacional encabezada por Estados Unidos; las fuerzas más conservadoras de este país, de su lado, continúan tratando de impedir que el actual gobierno de Teherán, de filiación distinta a la de sus principales aliados en la región, se robustezca más, sobre todo a partir del mejoramiento de su actual fortaleza económica. Para ello acusan ahora al gobierno de Ahmadinejad, de querer hacerse de la bomba atómica y convertirse en un peligro internacional.

Tanto EUA como la Unión Europea habían ya propuesto a Irán en octubre anterior la entrega de 70 por ciento de su uranio débilmente enriquecido para transformarlo en combustible nuclear para su reactor de investigación. Al argumentar su falta de confianza en el acuerdo, Teherán había rechazado la propuesta y planteado que el canje de combustible se realizara en pequeñas cantidades y en su territorio, lo que rechazaron las potencias occidentales. Como resultado de ello, en febrero Irán inició la producción de uranio enriquecido a 20 por ciento, lo que aceleró la movilización de los países occidentales para adoptar nuevas sanciones por el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas. Una intención a la que, bajo el marco del nuevo acuerdo, se opone ahora Rusia.

Lo curioso de todo ello es que el convenio al que llegan Brasil y Turquía con el gobierno de Irán ha sido recibido con cautela por la Casa Blanca, quien asegura que la propuesta no detendrá su intención de aplicar más sanciones contra Teherán. Lo cual contraviene lo afirmado recién en Barcelona por el presidente Lula: “Hicimos exactamente lo que Estados Unidos quería hacer hace cinco o seis meses…”; aun más, contradice lo que el gobierno de Brasilia aduce en el sentido de que el acuerdo firmado contiene en gran medida elementos de una sugerencia del presidente estadounidense Barack Obama a su colega brasileño Lula da Silva, presentada en carta enviada 15 días antes del mismo. Como quiera que sea, lo que se advierte para el caso de Irán es la pretensión de la maquinaria de guerra estadounidense y su poderosísima industria (hambrienta de mayor ganancia) de hacer lo que sea necesario (hasta falsear el plano diplomático), con tal de lanzar una nueva ofensiva por el mundo.

22 de mayo de 2010.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 23 de mayo de 2010)
El Otoño del Imperio

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