martes, 22 de agosto de 2017

La Presidencia Enrevesada de Donald Trump

Jesús Hernández Garibay

El retiro del ultraconservador Stephen Bannon de la Casa Blanca luego de un año de estar apoyando al pendenciero Donald Trump, una figura aquél quien fue clave en el triunfo electoral del republicano al afinar convenientemente el mensaje populista y nacionalista de su campaña, sea que haya renunciado o lo hayan despedido evidencia la pugna desatada hoy al interior de la novel administración entre las posturas más radicales encabezadas por el mismísimo multimillonario, y quienes desde una óptica “menos controvertible” tratan de encauzar la nueva presidencia hacia un sendero más aceptable para el “establishment”.

Ex-director del libelo ultraderechista Breitbart y con vínculos en la llamada derecha “Alt-Right”, heredera del supremacismo nacionalista y anti-inmigrante blanco pero bajo la bandera de un movimiento que actúa sustentado en la estrategia “suave” del politólogo estadounidense Gene Sharp, con un nombre más admisible para las nuevas generaciones que no quieren ser identificadas con movimientos ultrarracistas o neonazis pero sí bajo la pretensión de “deconstruir” (Jacques Derrida) el “fastidioso” Statu Quo actual, Bannon se encontraba en medio de una intensa disputa interna en la Casa Blanca.

Un forcejeo encabezado en el otro bando por el nuevo jefe de gabinete ex-general John Kelly, el consejero de seguridad nacional ex-general Herbert Raymond McMaster, el yerno y asesor presidencial Jared Kushner y hasta el vicepresidente Michael Richard Pence, quienes han tratado de “suavizar” las mostrencas frases del mandatario al amenazar a Corea del Norte “con fuego y furia” en el posible uso de misiles nucleares, a Venezuela de contar en contra de la Revolución Bolivariana “con muchas opciones, incluida la militar”, o al culpar “a las dos partes" de la violencia supremacista en Charlottesville; dichos que han concitado fuertes críticas hasta de sus correligionarios y sectores que antes le apoyaban.

De por sí que en sus primeros siete meses Trump ha padecido ya importantes despidos y renuncias de muchos de los hasta ahora 26 asesores presidenciales y de altos funcionarios como el jefe de gabinete Reince Priebus, el consejero de seguridad nacional Michael Flynn, el despido de la fiscal general Sally Yates y la salida del secretario de prensa Sean Spicer, de los directores de comunicaciones Mike Dubke y Anthony Scaramucci, un subjefe de gabinete y hasta el rechazo de la oferta del vicealmirante Robert Harward para convertirse en su nuevo asesor de seguridad nacional. A la vez, también el despido de una procuradora general en funciones y un jefe de la Oficina Federal de Investigaciones.

Con cierta amargura, la abrupta salida de Stephen Bannon lo llevó a decir que “La presidencia ya se acabó”. No obstante, ya calmado, luego en una entrevista con Bloomberg, Bannon diría: “estoy dejando la Casa Blanca y voy a la guerra de Trump contra sus opositores en Capitol Hill, en los medios de comunicación y en la [Norte]América corporativa”. En otra entrevista Bannon diría que los enemigos del presidente eran entre otros el Consejero Económico Gary Cohn y “los cabilderos de Goldman Sachs” en la Casa Blanca. Dichos que auguran pugnas más abiertas de quienes, aun preocupados por sus dislates, ven en Trump un faro que ilumina su camino.

22 de agosto de 2017.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 27 de agosto de 2017)
El Otoño del Imperio

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