martes, 22 de agosto de 2017

La Gigante Petrolera Aramco Compra la Refinería más Grande de Estados Unidos

Jesús Hernández Garibay

El 3 de mayo pasado fue anunciado el acuerdo al que llegaron la empresa estatal de petróleo y gas Saudi Aramco y la holandesa Shell para distribuirse los bienes que compartían a través de la sociedad Motiva Enterprises. Con la compra del 100 por ciento de sus activos (antes ya poseía el 50 por ciento), la gigante árabe se queda con “la joya de la corona”, Port Arthur, la mayor refinería de Estados Unidos, ubicada en la parte texana del golfo de México.

La estatal Saudi Aramco es ni más ni menos que la mayor empresa de Arabia Saudita en el mundo, lo cual es altamente significativo para un país que es el mayor exportador mundial de petróleo con una producción de 10 millones 67 mil barriles diarios al mes de julio de 2016. Con sede en Dhahran, Arabia Saudita, la monumental empresa es al mismo tiempo la propietaria de la mayor red de hidrocarburos del planeta, conocida como Master Gas System.

Entre las reservas de petróleo que esta compañía saudí posee destacan el Campo Ghawar, la segunda reserva petrolífera más grande del mundo, el Campo Safaniya, que es el campo petrolífero marítimo mayor del mundo, y el Campo Shaybah, que es también uno de los mayores yacimientos conocidos a escala mundial. Líder también en la producción y exportación de gas natural licuado (GNL), Saudi Aramco tiene un valor aproximado global estimado por algunos en más de 2.5 billones de dólares.
Valero Port Arthur Refinery, de su lado, tiene capacidad para refinar 600 mil barriles diarios de crudo, pero con el acuerdo logrado, además de Port Arthur la petrolera árabe se queda también con 24 terminales de distribución y con el derecho exclusivo de vender gasolina Shell en ocho estados de ese país; y por supuesto ya enfoca su atención en el mercado mexicano, con cuyo régimen llegó a establecer acuerdos el año pasado para explorar diversas áreas de cooperación.

No obstante, en el negocio del petróleo no todo es miel sobre hojuelas. Desde hace varios años el gobierno saudí ha estado preparando la venta de Aramco para llevarla a cabo en 2018. La razón es que el petróleo está siendo irremediablemente sustituido por fuentes energéticas alternas; algunos expertos señalan que sólo es cosa de imaginar “un mundo en el que la mayoría de vehículos fueran eléctricos y funcionaran con gas natural y energía solar”, lo cual se estima que podría suceder para 2030. Esos mismos analistas ponderan que si el 80 por ciento de la demanda de crudo es en nuestros días para los vehículos automotores, entonces dentro de unos 15 años en que el petróleo valga cero, “la que hoy es la compañía más valiosa del mundo también valdrá cero” (E&N estrategiaynegocios.net); un hecho posible que lleva a los sauditas a buscar deshacerse de la petrolera, al mejor precio posible de ahora.

Como quiera que sea, por el momento el acuerdo le permite a Saudi Aramco abrir más el mercado de EUA a sus hidrocarburos, lo cual es con seguridad una buena noticia por la preservación de empleos en Norteamérica, pero a la vez una mala porque la dependencia de petróleo refinado a un gobierno extranjero se amplia.

22 de agosto de 2017.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 4 de junio de 2017)
El Otoño del Imperio

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