martes, 22 de agosto de 2017

Donald Trump en la Casa Blanca. El Polémico Inicio

Jesús Hernández Garibay

El jueves 20 de julio se cumplieron 181 días o seis meses desde que el controvertido magnate Donald Trump fue ungido como nuevo presidente de Estados Unidos. A muchos de sus más fieles seguidores, este periodo de tiempo les debe haber parecido sólo un destello durante el cual el peculiar mandatario ha logrado ya lo que su principal frase de campaña anunciaba: “Hacer grande nuevamente a (Norte)América”. Para sus detractores, sin embargo, el inicio se ha traducido en hacer más que evidente la incapacidad para gobernar de quien, se dice, no sabe cómo conducir una nave de gran calado.

No ha sido poco lo que ha trabajado el novel político, pues a sus 991 mensajes de texto y 54 discursos se suman en este lapso 41 acciones ejecutivas, 58 memorandas presidenciales, 42 decretos sancionados como leyes y dos giras internacionales. No obstante esas cifras y a pesar de la parafernalia que medios devotos a su cofradía, como Breitbart News, Canal Fox News o The New York Post, han desatado en cada ocasión que tienen para defender la investidura de su luminaria, otros, encabezados por seguidores de quienes esperaban que la favorita del “establishment” Hillary Clinton llegara a la Oficina Oval, lo acusan de no haber podido impulsar una sola de sus “grandilocuentes promesas electorales”.

Como ha sido destacado en las noticias, durante estos meses se advierten ya las dificultades en efecto, para llevar adelante los propósitos anunciados en campaña por el empresario. La primera orden ejecutiva firmada, una polémica orden migratoria anti-musulmana queda paralizada de inmediato y el veto a la entrada en Estados Unidos de ciudadanos de siete países solo es parcialmente consentido hasta junio. La construcción del muro fronterizo con México queda empantanada en el Congreso, donde no recibe partida alguna para que comience a construirse. La intención de suprimir el sistema de cobertura sanitaria Obamacare y reemplazarlo por uno propio, fracasa por falta de apoyos entre los mismos republicanos.

A nivel internacional Trump no ha sido menos errático y disentido. En mayo choca con sus propios aliados de la OTAN y los líderes europeos de quienes exige más apoyo económico, mientras en la cumbre del G-7 lo confinan sus ideas proteccionistas. En junio abandona el Acuerdo de París suscrito por la comunidad internacional, mientras su propuesta de renegociación recibe un rechazo unánime. Hace tres semanas reitera en Varsovia y en Hamburgo su misma postura ultramontana que dice anunciar para su país a una nueva era dorada; pretensión bien vista por muchos pero que implica la misión imposible de voltear la rueda de la historia.

La investigación sobre supuestos vínculos de la campaña republicana con operadores de inteligencia rusos para perjudicar a la Clinton domina también el primer semestre de la presidencia de Trump y lo lleva a su nivel más bajo de popularidad, con sólo un 36 por ciento de aprobación a su gestión. Caballito de batalla éste, de las huestes que sueñan en convertir su resultado en un por ahora ilusorio juicio político para desaparecer de la escena a quien consideran un advenedizo inoportuno para el “statu quo ante comitia”, o sea, el neoliberal…

22 de agosto de 2017.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 30 de julio de 2017)
El Otoño del Imperio

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