domingo, 27 de abril de 2014

La Desigualdad Social y Racial en Estados Unidos

Jesús Hernández Garibay

Un nuevo reciente estudio deja ver que en Estados Unidos, desde el año 2009 el uno por ciento de la sociedad recibe el 95 por ciento de la riqueza del país; la desigualdad social no deja de aumentar por ello en esa nación: un empleado a sueldo mínimo tiene que trabajar 3 meses para ganar lo mismo que un jefe ejecutivo en una hora. La desigualdad económica ─manifiesta Paul Krugman, Premio Nobel de Economía y catedrático de la Universidad de Princeton y de la Escuela de Economía de Londres─ experimenta una escalada jamás vista en la historia de la humanidad. Batimos, dice Krugman, un récord tras otro y es malo para todos; no hay ninguna prueba de que la extrema desigualdad contribuya al crecimiento, afirma en ‘Bloomberg’.

De hecho, la mayoría de los ciudadanos de EUA (“tierra de oportunidades”) está perdiendo su fe en “el sueño americano”, por causa de la creciente desigualdad entre ricos y pobres, según una encuesta realizada por la misma agencia ‘Bloomberg’. Según el sondeo, el 64 por ciento de los ciudadanos norteamericanos cree que su país ya no ofrece a todos iguales oportunidades de progresar y el 68 por ciento afirma que se extiende cada vez más la brecha entre los ingresos. La encuesta también muestra que el 73 por ciento de los que ganan menos de 50 mil dólares e incluso el 60 por ciento de los que ganan 100 mil dólares o más al año califican de injusto el sistema de la economía en esa nación.

Pero además, mientras la creciente desigualdad de ingresos afecta al conjunto de la población, golpea con más fuerza a las minorías raciales. De hecho, la movilidad social se mantiene estancada 50 años después de la aprobación de la Ley de Derechos Civiles. En 1970 la tasa de pobreza entre los ciudadanos negros era del 33,6 por ciento, mientras en 2012 ascendía al 35 por ciento. En esos 42 años entre los blancos hubo también un ligero incremento del 10 al 13 por ciento, pero lo más apremiante es que la brecha entre ambas razas se ha mantenido intacta, en tanto que los latinos han experimentado un aumento aún más severo, del 24,3 al 33 por ciento. Este patrón racial se manifiesta también en el desempleo: desde 1972, la tasa entre los negros ha sido siempre un 60 por ciento más alta que la de los blancos. En marzo último la tasa global fue del 6,7; la de los blancos del 5,8 y la de los negros del 12,4 (Joan Faus, ‘El País’)

Antes del estallido de la crisis en 2007, la renta media de una familia blanca era de 135 mil dólares (muy inflada por los más ricos), mientras la de una de color de 12 mil, según un estudio de Darrick Hamilton, profesor de economía en The New School en Nueva York. Esto significaba que por cada dólar de riqueza de una familia blanca, una negra tenía nueve centavos; pero tras la crisis la distancia se ha multiplicado: cinco centavos por cada dólar, y han salido a traslucir divergencias aún mayores: el 85 por ciento de las familias negras y latinas gozan de una renta total inferior a la media de todos los blancos (Idem). Con el desplome de los sindicatos se ha acrecentado la desigualdad de ingresos en el país; a la vez, el auge de la competencia global, la disparidad salarial y las elevadas ganancias del capital, han beneficiado a los más ricos.

27 de abril de 2014.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 27 de abril de 2014)
El Otoño del Imperio

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