lunes, 23 de enero de 2012

Las Campañas en Estados Unidos, Entre Millonarios

Jesús Hernández Garibay

Luego de los intentos de unos 15 republicanos por conseguir el favor de las bases de su partido para ser considerados precandidatos viables a alcanzar la candidatura a la presidencia de Estados Unidos y poder contender con el actual presidente Barack Obama en las elecciones de noviembre, en el inicio de las llamadas primarias los aspirantes se redujeron a siete: Rick Perry, actual gobernador de Texas; Mitt Romney, exempresario y exgobernador de Massachusetts; Michele Bachmann, congresista por Minnesota y actual presidenta del Tea Party; Newt Gingrich, ex-presidente de la Cámara de Representantes; Jon Huntsman, ex-gobernador de Utah; Ron Paul, congresista por Texas, y Rick Santorum, senador por Pennsylvania.

En EUA, donde la vida político-electoral se reduce a la alternancia entre dos partidos: uno, el Demócrata, según esto más a la izquierda, acusado de “liberal” por los sectores conservadores, y otro, el Republicano, en el que las más recalcitrantes derechas se refugian cuando así conviene, es este un año en el que las baterías se preparan para definir en manos de quien se quedará la responsabilidad de seguir llevando las riendas del tranvía en el que el sagrado libre mercado pueda avanzar, o al menos lo intente. Ante el “voto de castigo” que los republicanos esperan que los electores propinen a Obama por no haber sido capaz hasta hoy de resolver la crisis, éste también se prepara para contender.

Con todo y crisis claro, lo que define en ese país la participación de algún ciudadano en la esperada contienda no es tanto la capacidad que tenga para proponer alternativas viables (ya no digamos la implementación de las mismas, puesto que ninguna fuerza partidista cuenta hoy ahí con ninguna capacidad suficiente para resolverla), sino con qué tanto dinero cuenta para sustentar su deseo de alcanzar la Casa Blanca. Esto es así porque, como ha sido mencionado en distintos momentos, quienes tienen la intención de lograrlo deben contar con dos precondiciones: una, la de pertenecer a alguno de esos dos Partidos; dos, la de demostrar ser millonario.

Ya desde la pasada campaña se hablaba de la fortuna de 100 millones de dólares (mdd) del candidato republicano John McCain, mientras que independientemente del patrimonio familiar el recuento de las ganancias de Obama tan sólo por la venta de sus libros en los años previos al 2008 había alcanzado los 7 mdd. Antes de ambos, en un recuento de 1992 a la fecha y fuera de los millones de los dos Bush y los de Clinton, los candidatos a la presidencia contaban también con inmensos recursos: Ross Perot, 3 mil 580 mdd; John Kerry, 240 mdd; Al Gore, 100 mdd. Lo mismo, del actual precandidato con tal vez las mayores posibilidades de ganar la candidatura republicana, Mitt Romney, se dice que su fortuna alcanza los 250 millones de dólares. No hay espacio para otros ejemplos, pero lo dicho permite entender por qué razón en las precampañas, como lo advierte en un reciente editorial el New York Times, no se habla de la desigualdad entre el 1% y el 99%.

23 de enero de 2012.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 22 de enero de 2012)
El Otoño del Imperio

La dictadura de los millonarios en Estados Unidos

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