domingo, 6 de noviembre de 2011

La Crisis de la Educación en Estados Unidos

Jesús Hernández Garibay

Como se sabe, Estados Unidos es hoy un país con problemas económicos, sociales o políticos de todo tipo y en este entorno en que la crisis afecta a todos niveles, la educación pública no es un problema de menor monta. Los bajos índices en el rendimiento escolar y los precarios resultados en exámenes internacionales como el PISA de la OCDE, se entreveran con recortes presupuestarios cada vez mayores; un escenario donde las corrientes privatizadoras del sector educativo público ganan nuevos espacios. Como se sabe, la educación en ese país responde a un entorno en el que todo funciona como una mercancía para vender o comprar; y en el que a cambio de ello se fomenta el individualismo, la petulancia y el desinterés en todo lo que no sea lúdicamente simplón y patriotero.

Así, en tanto que pasa el país por la peor crisis estructural de su historia, la educación también se encuentra en entredicho con sus grandes déficits presupuestarios y más de 30 mil escuelas con bajo rendimiento académico a nivel nacional. No en balde, el secretario de Educación, Arne Duncan, decía en noviembre de 2009 que una cuarta parte de los estudiantes de secundaria abandona las escuelas para irse a las calles cada año, mientras en son de queja recordaba que el 75% de los jóvenes estadounidenses entre 17 y 24 años no podía enlistarse en las fuerzas armadas, porque no contaba con certificado de secundaria, tenía antecedentes penales o estaba incapacitado físicamente.

Pero los problemas son mayores; en algunos estados de la Unión Americana el costo promedio para poder asistir a una universidad pública de cuatro años aumentó de un 20 a 30% del ingreso familiar en 1999-2000 hasta un 35 a 40% en 2007-2008; un incremento que por supuesto resienten más las familias de menores ingresos. A escala nacional, la matrícula en las universidades públicas cuesta hoy a las familias incluidas en el segmento de mayores ingresos (quinta parte del total) el 9 por ciento de sus ingresos, mientras que las familias en el segmento de menores ingresos tienen que pagar el 55 por ciento, frente al 39 por ciento que pagaban en 1999-2000.

Además, el sistema de educación superior estadounidense durante mucho tiempo fue visto como un líder en el mundo, pero la confianza en su futuro está comenzando a derrumbarse, de acuerdo con las encuestas. Hay mucha preocupación sobre el costo actual de la Universidad y los graduados universitarios de bajos ingresos; aquellos agobiados por deudas de préstamos para estudiar están ahora cuestionando el valor de sus títulos o planteando que el costo ha retrasado otras decisiones importantes en su vida. Y para más, las mismas universidades están preocupadas por la creciente competencia internacional y la disminución de la calidad de sus estudiantes; más de un tercio de los rectores de las universidades públicas consideran inclusive que estas van en una dirección equivocada y que sin un cambio de rumbo, en una década más la educación superior estadounidense se encontrará en desventaja frente al resto del mundo.

6 de noviembre de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 6 de noviembre de 2011)
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