viernes, 9 de mayo de 2014

El Peligro de una Guerra Civil y Militar en Ucrania

Jesús Hernández Garibay

El pasado 29 de abril, el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, denunció el aumento de la presencia militar de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cerca de las fronteras de su país; un hecho que, aseguró, “no tiene precedentes” en la historia contemporánea. Shoigú manifestaba que, bajo el pretexto de una “lucha contra el terrorismo”, el gobierno golpista de Kiev concentró cerca de 80 carros de combate, más de 130 vehículos blindados, al menos 60 piezas de artillería, además de aviones de guerra, helicópteros y miles de tropas militares, al este de su territorio. Semanas antes, de su lado el gobierno de EUA anunció que comenzaría a realizar ejercicios militares conjuntos en países aledaños a Rusia, dejando ver un posible escalamiento en el conflicto provocado por Occidente en Ucrania.

Más allá del asunto de Crimea ─cuyos habitantes a pesar del revuelo que causó entre los gobiernos de Occidente, se acogieron finalmente luego de un referéndum a la Federación Rusa─, lo que ahora está preocupando más a estos gobiernos es el agravamiento de un conflicto social y político en el resto de Ucrania, que ellos mismos despertaron como resultado del golpe de Estado en contra de un gobierno, sí blandengue pero finalmente constituido legalmente: el descontento social con el “libre mercado” que, luego de la desaparición de la Unión Soviética, reinstauraron en los territorios de Europa del Este. A lo largo de las últimas semanas, en las sedes de las administraciones regionales en Lugansk, Górlovka, Donetsk y Slaviansk, al este de Ucrania, crece el clamor de amplios sectores sociales por llevar a cabo ahí también referéndums similares al realizado en Crimea, e incluso decretar una “república popular” en sus territorios.

En efecto, diversas milicias ciudadanas comienzan a autoproclamar en Lugansk la creación de un estado soberano con el nombre de “República Popular de Lugansk”, en tanto que en Donetsk hablan ya abiertamente de la “República Popular de Donetsk”. La ambición, así, por parte de EUA y la Unión Europea de imponer a un gobierno fiel a sus intereses, despierta ahora un fantasma que sólo dormía en el curso de la historia post-guerra fría. Inevitablemente, porque como lo manifestara una ciudadana, Juliana Anatoliyevna, frente al edificio municipal de la también agitada ciudad de Kosryantynivka: “Ya nos esperábamos que pasara esto. Hemos visto otros lugares volverse libres y nosotros estábamos esperando. Hemos tenido 22 años de Ucrania y todo lo que nos ha dado es miseria, cierre de industrias y desempleo. Lo único que queremos ahora es un referéndum, tan pronto como sea posible…” (“The Independent”, 29/04/14).

Cierto, estamos hablando del este de Ucrania y no del resto del país, pero, por si las dudas y por lo que está ya aconteciendo, la Casa Blanca ha decidido por ahora, junto con la OTAN, iniciar ejercicios militares limitados pero en alerta, en los territorios de Polonia, Lituania, Estonia y Letonia, así como ampliar sus relaciones militares con Rumanía, Moldavia, Armenia y Azerbaiyán, además de haber estacionado ya 12 cazas F-16 en Polonia y al destructor Truxtun en el Mar Negro. Así, escala peligrosamente el problema en Ucrania, caldeado aún más por las declaraciones del secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, sobre la necesidad de “contener a Rusia”, y de la “histeria antirrusa” desencadenada por la prensa occidental en torno al conflicto.

9 de mayo de 2014.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 11 de mayo de 2014)
El Otoño del Imperio

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