sábado, 8 de febrero de 2014

La Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños

Jesús Hernández Garibay

El 28 de enero último fue inaugurada en La Habana, Cuba, la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), con la participación de los países que conforman el Continente Americano, con la excepción de Estados Unidos y Canadá. Creada en Caracas, Venezuela, en el marco de la III Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC) y de la XXII Cumbre del Grupo de Río, reunidas ahí en diciembre de 2011, la CELAC asume el compromiso planteado en la Declaración de Caracas resultante, que la define como un “mecanismo representativo de concertación política, cooperación e integración de los Estados latinoamericanos y caribeños y como un espacio común que garantice la unidad e integración de nuestra región”.

Legítimo heredero del “Congreso Anfictiónico” ─anhelo unitario de Simón Bolívar para la Patria Grande celebrado en la Ciudad de Panamá en 1826─, este esfuerzo actual constituye, con todo derecho, el primer gran compromiso para la conformación de un espacio de diálogo entre los países latinoamericanos y caribeños, más allá del panamericanismo bajo predominio de Estados Unidos que acompañó durante medio siglo a nuestras naciones, por medio de la Organización de Estados Americanos (OEA). Impulsada en estos nuevos tiempos por un grupo de países, la CELAC resulta así, un camino a la integración que busca asumir el papel que nunca pudo desempeñar la OEA.

Nacida en el contexto de nuevos proyectos genuinamente nuestroamericanos, tales como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y otros, la CELAC apuesta por un mayor grado de concertación política frente a los desafíos que impone el escenario económico actual; y busca fomentar la paz, la estabilidad y el derecho de todo Estado a construir su propio sistema político, libre de amenazas, agresiones y medidas coercitivas. En uno de sus últimos comunicados conocidos aún en vida, Hugo Chávez, principalísimo impulsor, catalogaba a la CELAC como “el proyecto de unión política, económica, cultural y social más importante de nuestra historia contemporánea…”

En el discurso de apertura de la cumbre en La Habana, el presidente de Cuba ─otro de sus genuinos países inspiradores─, Raúl Castro, indicaba que la CELAC es “una visión común de la Patria Grande latinoamericana y caribeña que sólo se debe a sus pueblos…”; Castro agregaba que ante los peligros y desafíos actuales, entre ellos la crisis de la economía mundial, “vamos creando poco a poco una comunidad, que hoy se reconoce internacionalmente como representante legítima” de los intereses de nuestros pueblos. Un cibernauta en Internet opinaba desde Italia respecto a la Cumbre llevada a cabo en esta ocasión en la isla antillana: “Mis más inmensas felicitaciones al pueblo todo de Cuba… Qué gran ejemplo de lucha abnegada, de humanidad, de patria, de futuro… En estos días que dura la CELAC todo el planeta está viendo, aprendiendo que el camino es el que estamos trazando nosotros… La Patria Grande. Qué momento histórico!!! Cuba se lo merece…”

8 de febrero de 2014.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 9 de febrero de 2014)
El Otoño del Imperio 

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