domingo, 14 de julio de 2013

El Affaire Snowden Vuelve a Desnudar a Washington

Jesús Hernández Garibay

Perseguido por su país, el informante de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden se encuentra en Moscú y su pasaporte estadounidense ha sido anulado, luego de haber reconocido ser la fuente que reveló un amplio programa de espionaje mundial del gobierno de su país, que ha indignado a ciudadanos y puesto en alerta a gobiernos del planeta entero. En una situación análoga se encuentra el informante Bradley Manning, que ya está en prisión y podría ser condenado a cadena perpetua; Manning afronta un consejo de guerra por haber filtrado la mayor cantidad de documentos clasificados en la historia de Estados Unidos. El fundador de Wikileaks, Julian Assange, de su parte, ha permanecido por más de un año en la Embajada de Ecuador en Londres.

Estos tres personajes han desempeñado un papel primordial en la revelación de algunas de las prácticas más antidemocráticas del gobierno estadounidense. El juicio militar que se lleva a cabo en contra de Manning se está convirtiendo en un linchamiento; el gobierno ha limitado a su equipo de la defensa porque no se le ha permitido argumentar que tenía una obligación moral y legal bajo las leyes internacionales para hacer públicos los crímenes de guerra que evidenció. Los documentos que detallan casos de crimen, tortura y asesinato que Manning reveló, se han excluido de la discusión en la corte “por ser secretos”, lo que elimina del juicio el tema más importante, que son los crímenes de guerra.

A pesar de la persecución sufrida por haber dado a conocer a través de su portal de Wikileaks el contenido de cientos de miles de documentos que exhiben las deplorables prácticas estadounidenses en el mundo, Assange se mantiene bajo la protección del asilo que le otorgó el gobierno de Ecuador. Al hablar de Snowden, el periodista australiano opina en una entrevista que del tema “llevábamos años hablando, pero ahora hay muy sólida evidencia de esta forma de espionaje a todos los teléfonos; a dónde habla la gente, a quién le marca, qué tipo de teléfonos tiene, y que todo sea enviado diariamente a la NSA. Es una violación tan grande que incluye a todos los reporteros, a todas las dependencias, incluye a todos…”

El director de la NSA Keith Alexander ha dicho que su Agencia ha actuado “con rapidez y con fuerza...” para recordarles a sus empleados de su longeva política de “tolerancia cero cuando tiene que ver con la conciencia”, y advirtió que cualquier violación de esta política podría resultar en el despido inmediato: “Cuando acuerdas a trabajar en la NSA juras defender los estándares de la amoralidad y la falta de alma con la que esta agencia fue fundada…(sic)” En tanto, mientras se decide el destino de esos tres ciudadanos del mundo acosados ahora por Washington, este tendrá que seguir lidiando con las protestas de sus “socios” y otros gobiernos, que le exigen explicaciones por sentirse agredidos y al desamparo del espionaje mundial de la Casa Blanca. Usual desde hace muchas décadas, pero ahora más evidente que nunca, que lo dejan otra vez desnudo ante el mundo.

14 de julio de 2013.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 14 de julio de 2013)
El Otoño del Imperio

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