lunes, 3 de septiembre de 2012

Las Convenciones Demócrata y Republicana

Jesús Hernández Garibay

En las semanas cuyas fechas van del 27 al 30 de agosto y del 3 al 6 de septiembre se están celebrando las Convenciones Republicana la primera y Demócrata la segunda. La republicana que se realiza en Tampa, Florida, reúne a más de 4 mil 400 delegados de los 50 estados del país, además del Distrito de Columbia, hogar de la capital Washington, más cinco territorios estadounidenses. La demócrata, que se realiza en Charlotte, Carolina del Norte, incluye a casi 6 mil delegados, en comparación con los 4 mil 419 que se reunieron hace cuatro años. Como se entiende, la primordial tarea de ambas es la confirmación oficial de sus respectivos candidatos a la presidencia de Estados Unidos para 2012-2016.

Fuera de los sobresaltos que ocasionarían en Tampa y en Charlotte los miles de manifestantes del movimiento Ocupa Wall Street, que estaban ya preparados para manifestarse en protesta contra de las condiciones del cada día mayor empobrecimiento en el país, o a la vez por causa de la tormenta tropical Isaac que amenazó con azotar como huracán en la ciudad de Tampa y obligó a modificar el programa original de los republicanos para iniciarlo un día después, ambas convenciones se realizarían conforme a las expectativas, sin grandes sorpresas para nadie, habida cuenta de que lo único que se esperaba eran los discursos ya previstos, en apoyo a los virtuales candidatos de cada partido.

Por el lado de los republicanos, días antes el candidato Mitt Romney había anunciado su decisión de invitar a Paul Ryan, congresista ultraconservador por el estado de Wisconsin, como compañero de fórmula en la candidatura a la vicepresidencia. Una intención gratamente aplaudida por sectores estadounidenses recalcitrantemente derechistas como el movimiento conocido como Tea Party, para quien Ryan es un rayo de esperanza frente a las “intenciones socializantes” del presidente Obama, por causa de la postura del congresista en materia económica y fiscal, autor de un proyecto de presupuesto que busca reducir radicalmente el gasto federal incluido Medicare, que se opone al aumento de impuestos a los ricos, así como férreo enemigo del aborto y la inmigración.

Por el lado de los demócratas, frente a la imagen construida de Romney como “empresario exitoso y conocedor que puede sacar a EUA del atolladero económico”, la fórmula Barack Obama-Joseph Biden, con el paso de los meses y en espera de entrar a la recta final antes de las elecciones del 6 de noviembre, se define como protectora de las clases medias, en cuya defensa dice haber creado ese nuevo sistema de salud con gratuidad ahora llamado Obamacare, un mayor apoyo en términos de becas para estudiantes en las universidades, desarrollo de fuentes alternas de energía, intentos de leyes más puntuales en contra de los fraudes bancarios, etcétera. Claro, lo cierto es que en las críticas condiciones actuales de la Unión Americana, ni una ni otra de las fórmulas tácitamente apoyadas ya por sus respectivos partidos, podrá contar en su haber con una varita mágica para acometer la tarea de enfrentar con todo éxito la languidez de un país otrora fuerte.

3 de septiembre de 2012.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 3 de septiembre de 2012)
El Otoño del Imperio

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