martes, 27 de diciembre de 2011

La Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático en Durban

Jesús Hernández Garibay

Durante dos semanas, del 28 de noviembre al 11 de diciembre pasado, se llevó a cabo en el puerto sudafricano de Durban la Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático (COP17), que mantuvo intensas negociaciones sobre todo en lo referente a la continuación del Protocolo de Kioto. Dicho Protocolo vence en 2012; su necesaria continuidad se empezó a gestar en Bali 2007 (COP13) y pretendía ser lograda para Copenhague 2009 (COP15). Tras el fracaso de Copenhague, la COP16 de Cancún (2010) aspiró a restablecer la ruta hacia una renovación en la COP17 de Durban. “A bote pronto ―se decía no obstante en algún blog―, la gran ocasión se perdió en Copenhague, Cancún puso un parche y Durban no va a suponer un avance...” (copenhagen2009). Así estaban las expectativas.

Los informes no eran tampoco halagüeños; las emisiones de gases de efecto invernadero en los tiempos recientes, han dicho agencias noticiosas, “aumentaron en la mayor cantidad registrada hasta ahora”, lo que significa que los niveles “son más elevados que el peor de los escenarios posibles” anticipados por el Panel Internacional sobre Cambio Climático en 2007 (AP). Así, la urgencia por alcanzar un más efectivo acuerdo vinculante que detenga el proceso de degradación ambiental y el crecientemente peligroso cambio climático, se reiteró en Durban, y si bien algunos observadores destacaron el pacto alcanzado en el último momento, en el sentido de que “obligaría por primera vez a los mayores contaminantes a tomar medidas sobre sus emisiones de gases invernadero”, para otros dicho plan no es lo bastante agresivo como para frenar el calentamiento global.

Entre los principales acuerdos alcanzados por la COP17, puede destacarse que el Protocolo de Kioto que va de 2008 a 2012 ahora se extiende cinco años más, hasta finales de 2017; a la vez, que los delegados aceptaron comenzar negociaciones para un nuevo tratado legalmente vinculante que se decidirá en 2015 y entrará en vigor en 2020, con el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados. Aunque para ello sería necesario llevar adelante un plan denominado Plataforma de Durban para la Mejora de Acciones, cuyo fin sería el de “desarrollar un nuevo protocolo, otro instrumento legal o una solución pactada con fuerza legal que se aplicará a todas las Partes en la convención del clima de la ONU”, por parte de un grupo de trabajo. Cosa complicada.

Por algo el grupo Greenpeace critica duramente esta nueva Cumbre, a la cual describe como un “fracaso”, mientras asegura que los gobiernos que participaron en ella deberían “sentirse avergonzados”. En un comunicado público, Greenpeace asegura que “Mientras que los detalles de las conversaciones pueden ser complejos, la verdad es muy sencilla. Estamos muy lejos de donde deberíamos estar para evitar un cambio climático catastrófico”, y subraya que “los contaminadores han ganado esta ronda de conversaciones…” Así, a juicio de muchos el evento no logra los alcances que se hubieran deseado y, por el contrario, deja de nuevo la puerta abierta para un mayor deterioro mundial.

27 de diciembre de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 18 de diciembre de 2011)
El Otoño del Imperio

Cambio Climático Durban Sudáfrica

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