domingo, 28 de agosto de 2016

Estados Unidos: El Insólito Escenario Electoral

Jesús Hernández Garibay

Luego de advertir durante meses todas las vicisitudes que se han presentado en una singular precampaña y campaña electoral por la Presidencia de Estados Unidos, uno no puede menos que preguntarse cómo es que se ha llegado a este insólito escenario. Un candidato descalificado por los dirigentes de su partido pero virtualmente impuesto por un movimiento popular; una candidata acusada de ser apuntalada por el “establishment” y al mismo tiempo calificada como “farsante” por amplias capas de ciudadanos; un candidato caracterizado como sociópata por sus detractores y una candidata que se sospecha padece un trastorno cerebral; un candidato del cual se dice que tiene problemas con el fisco y una candidata a la que se le imputa un delito relacionado con la seguridad nacional.

Mientras que destacados personajes de gobiernos anteriores insisten en que Trump pondría en riesgo la seguridad nacional, pues “carece de carácter, valores y experiencia para ser presidente”, y que de llegar a la Casa Blanca “debilitará la autoridad moral de Estados Unidos como líder del mundo libre”, una reciente encuesta de NBC News/ Survey Monkey indica que Hillary podría ganar la carrera presidencial por 9 puntos, pero en la misma sólo el 42 por ciento de los votantes considera que tiene la personalidad y el temperamento para servir, sólo el 23 por ciento está de acuerdo en que ella “se preocupa por la gente como tú”, sólo el 20 por ciento dice que ella comparte sus valores y sólo el 11 por ciento opina que es honesta y confiable.

El periodista conservador Michael Goodwin, escribe en el New York Post que sucede ante nuestros ojos “el completo colapso del periodismo estadounidense”, al que acusa de un “frenesí por enterrar a Trump”. Las más grandes cadenas de televisión, CBS, NBC y ABC, así como grandes periódicos como The New York Times y Washington Post, opina el periodista, “han descartado toda pretensión de juego limpio. Su feroz determinación para evitar el triunfo de Trump y mantenerlo fuera de la Oficina Oval no tiene precedentes”. De hecho, agrega Goodwin, “ningún extranjero enemigo ni grupo terrorista ni banda criminal del país sufre la paliza diaria que Trump padece. Los locos mullahs de Irán que llaman a Norteamérica el gran Satán y que han votado por borrar a Israel del mapa, son tratados por la gran prensa suavemente, en comparación a Trump…”

Lo cierto es que hoy en el país de las barras y las estrellas continúa decayendo el curso de la política tradicional, como resultado de los nuevos momentos de una crisis que llegó para quedarse y que provoca marcadas percepciones divergentes entre los ciudadanos afectados por ello, así como inevitables contradicciones. Una nueva encuesta telefónica nacional de Rasmussen indica que el 72 por ciento de los probables votantes consideran hoy que Norteamérica es un país más dividido de lo que era hace cuatro años. Claramente los electores piensan que las cosas empeoran en el país, ya que su percepción de tal hecho crece en 11 puntos, del 61 por ciento que se sentía de esa manera justo antes de día de las elecciones de hace dos años.

28 de agosto de 2016.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 28 de agosto de 2016)
El Otoño del Imperio

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