domingo, 14 de agosto de 2016

Hillary Clinton, Candidata Demócrata “Aprobada por el Establishment”

Jesús Hernández Garibay

Tal y como estaba programado, una semana después de la Convención Republicana, del 25 al 28 de julio se llevó a cabo en la ciudad de Filadelfia la Convención Nacional Demócrata, en un ambiente también crispado como en la republicana, aunque por motivos diferentes. Miles de hombres y mujeres, dentro de la convención y en las calles aledañas de la ciudad, se manifestaron a lo largo de esos días, disgustados por los obstáculos impuestos a la precampaña de su favorito el senador Bernie Sanders; entre ellos el que Hillary Clinton fuera virtualmente predestinada semanas antes de la convención por los más grandes medios informativos.

En efecto, la Convención Republicana mostró un rostro desdibujado porque el xenófobo Donald Trump fue nominado en contra del deseo de la cúpula republicana, por un movimiento popular conservador que piensa en él como el “salvador” de la debacle nacional que él mismo ha insistido que existe hoy en Estados Unidos; de su parte, Hillary Clinton fue ungida por la dirigencia del partido, el apoyo del gobierno saliente y también, es cierto, por la convicción de sus seguidores de que llegará a la Casa Blanca con el propósito de llevar esperanza a quienes no han podido alcanzar el “sueño americano”, pero estarían a punto de conseguirlo con la primera presidenta en la historia del país.

Pero en tanto que la nominada como candidata demócrata en las elecciones de noviembre afirmaba en su discurso de aceptación que “su misión” como presidenta sería la de “crear mayores oportunidades y mejores empleos, con salarios crecientes aquí mismo, en Estados Unidos…”, haciendo énfasis en las regiones más necesitadas, muchos ciudadanos en encuestas hechas a propósito de ello, manifestaban su descrédito a lo que consideran son mentiras que sólo buscan el propósito de llevarla a la silla presidencial del país.

Y mientras en un obligado llamado a la unidad en medio de la exacerbación del evento la ex secretaria de Estado reconocía la precampaña de la “revolución política” de Sanders, “por haber puesto la justicia económica y social al centro y al frente, donde deben estar”, agregando a todos los seguidores del precandidato que “los he escuchado, su causa es nuestra causa”, esos seguidores le reiteraban en las calles su desaprobación y su desconfianza. Lo que es más, miles de ciudadanos no partidistas se sumaban a ese coro.

Y claro, a pesar de que el nombre de la ex primera dama está ligado a la familia política y económica por lo cual, dicen, fue “aprobada por el establishment”, y que en un eventual triunfo por ese motivo no cambiaría en el país gran cosa por muchas promesas que haga ―como le ocurrió al mismo Obama en su momento―, lo cierto es que un segmento del electorado sí le dará su “voto útil”, al hacerse eco de los llamados a evitar que el extremista Trump llegue a la Casa Blanca. No obstante, a pesar de las reiteradas torpezas del ahora candidato republicano, es esta una posibilidad real que con seguridad le seguirá quitando el sueño a la también ex senadora.

14 de agosto de 2016.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 14 de agosto de 2016)
El Otoño del Imperio

No hay comentarios.:

Publicar un comentario