domingo, 12 de enero de 2014

20 Años de Tratado de Libre Comercio de América del Norte

Jesús Hernández Garibay

El primero de enero se cumplieron 20 años de vigencia del célebre Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), un acuerdo comercial firmado entre los jefes de Estado de Canadá, México y Estados Unidos con la promesa de que el mismo crearía grandes oportunidades para las economías y elevaría los niveles de vida en cada uno de los tres países; según esto, México se convertiría entonces en “un país de primer mundo”. Transcurrido ese tiempo, los más optimistas consideran magníficas las ganancias, aunque estas lo han sido solamente para las grandes empresas, en contraste con el cada vez mayor agravio que padecen sobre todo los trabajadores para quienes no hay mayores ventajas y sí, por el contrario, un creciente despojo para sus familias.

El planteamiento que hacía el presidente Clinton al momento de rubricar el documento del Tratado, era el siguiente: “Hemos tomado una decisión que nos permitirá crear un orden económico en el mundo que promoverá más crecimiento, más igualdad, mejor preservación del ambiente y una mayor posibilidad de paz mundial. Estamos al borde de una expansión económica global... El TLCAN derribará barreras comerciales entre nuestras naciones. Esto creará la zona comercial más grande del mundo y 200 mil empleos nuevos [en Estados Unidos] tan sólo en 1995. Los acuerdos ambientales y de trabajo iniciados por nuestra administración harán de este acuerdo una fuerza para el progreso social, así como para el crecimiento económico…”

Grandes compañías norteamericanas como Caterpillar, GE, Chrysler y otras, prometían a su gobierno la creación de nuevos empleos en sus comunidades; no obstante, en ningún año se crearon en ese país los 200 mil empleos prometidos; más bien, en 20 años se perdieron ahí un millón de empleos netos, mientras que en Canadá desaparecieron otros 400 mil. A la vez, durante estas dos décadas fueron desplazados en México más de un millón y medio de campesinos, provocando un crecimiento al doble de la inmigración hacia el norte en los años siguientes a la firma, lo que implicó que muchos trabajadores mexicanos (fuerza de trabajo más barata) desplazaran a trabajadores estadounidenses.

El amplio acuerdo comercial fue convertido en ley durante el gobierno del presidente Clinton, con la promesa de que elevaría los salarios y, aparte de crear empleos, mejoraría los estándares de salud y seguridad ambiental. Pero cientos de miles de puestos de trabajo estadounidenses desaparecieron porque, a la vez, bajo el amparo del Tratado, esos grandes corporativos trasladaron a México sus plantas, en busca de trabajadores a los que les pudieran pagar menos. El TLCAN entonces, en lugar de mejorar las perspectivas económicas y sociales de los tres países, generó mayor pobreza al provocar al final un mayor desempleo y salarios más raquíticos. Así, no sólo las promesas planteadas por Clinton y de hecho por los tres jefes de Estado no se realizaron, sino que en la mayor parte de los casos ocurrió lo contrario.

12 de enero de 2014.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 12 de enero de 2014)
El Otoño del Imperio

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