domingo, 1 de diciembre de 2013

50 Años del Asesinato de John F. Kennedy

Jesús Hernández Garibay

El pasado 22 de noviembre se cumplieron 50 años del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, quien al momento de su fallecimiento era el trigésimo quinto presidente de Estados Unidos. En recuerdo del hecho fueron llevados a cabo múltiples actos en distintos lugares de la Unión Americana, siendo el principal el realizado justamente en Dallas, lugar del fatídico suceso; a la vez hubo eventos en todo el país, con las banderas de los edificios públicos a media asta. Desde Washington, el presidente Barack Obama dijo: “Hoy celebramos la impronta indeleble que dejó el presidente Kennedy en la historia norteamericana… La visión de Kennedy por Estados Unidos y por el mundo vive todavía hoy en las numerosas generaciones que inspiró…”

Tanto Obama como su esposa Michelle, junto con Bill y Hillary Clinton, habían homenajeado días antes al extinto presidente al depositar una ofrenda floral en su tumba en el cementerio de Arlington, a las afueras de Washington, junto a representantes de la familia Kennedy. En tanto, en el “Día de la Memoria” establecido formalmente este viernes 22 por Obama, en el Dealey Plaza, escenario de la tragedia en Dallas, se reunieron miles de personas, mientras que en el Texas Theater, lugar donde Lee Harvey Oswald, único acusado del hecho, fue arrestado, se proyectó la misma película programada aquel aciago día de hace 50 años: “War is Hell” (La Guerra es el Infierno).

Décadas de investigaciones, audiencias, documentos, registros, además de una multiplicidad de libros, videos y películas, no han logrado responder satisfactoriamente a la gran interrogante: ¿fue Lee Harvey Oswald un asesino solitario?; porque, de acuerdo con el escritor Vincent Bugliosi (“Reclaiming History: The Assassination of President John F. Kennedy”, 2007), a lo largo de los años han sido mencionados nada menos que 42 grupos, 82 asesinos y 214 personas de haber participado en el evento. Hay quienes, en efecto, han seguido y siguen aun fielmente la teoría de la conspiración y quienes han pugnado por detractarla; y es que lo cierto es, que como sucede con los atentados del 11 de septiembre de 2001, no existe complacencia alguna respecto a las explicaciones oficiales del caso.

Luego de vivir el 9/11, de ver lo que se comete en nombre de “la democracia y la libertad”, con toda razón muchos en el mundo creen en conspiradores detrás de esos asesinatos, que con facilidad y para resguardar sus intereses serían capaces de matar a un presidente popular en Dallas, a 2 mil 753 ciudadanos en las Torres Gemelas de Nueva York, a candidatos a la presidencia de países tercermundistas, a más de un millón de personas en Irak, o a muchos más. Habría que leer en todo caso el discurso “El Presidente y la Prensa” de abril de 1961 en el que Kennedy critica a las “sociedades secretas”, o el discurso de su toma de posesión dos meses antes, en el que llama a la Unión Soviética a que “exploremos qué problemas nos unen, en vez de insistir en los problemas que nos dividen…”, para dar cuenta de que algo tenían que proteger algunos en Dallas en noviembre de 1963.

1º de diciembre de 2013.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 1º de diciembre de 2013)
El Otoño del Imperio

No hay comentarios.:

Publicar un comentario