domingo, 13 de octubre de 2013

La Casa Blanca, en Plena Crisis de Salud

Jesús Hernández Garibay

En tanto que el presidente Barack Obama cancelaba el pasado viernes 4 de octubre su viaje a la cumbre de APEC en Indonesia, como consecuencia del cierre parcial del gobierno federal que el lunes 7 cumpliría una semana de iniciado, el día anterior una mujer con un niño de un año en su automóvil, intentaba atravesar la barrera de seguridad de la Casa Blanca, lo que dio lugar a una respuesta de la policía, una persecución y un tiroteo en el que fue ultimada. El niño sobrevivió y luego se supo que la mujer, sin ningún arma en su haber, en realidad sólo sufría de un trauma psíquico, pero al drama de la suspensión de una gran cantidad de servicios públicos que afecta a más de 800 mil empleados federales, se sumaba ahora otro drama familiar en el síndrome del “ataque a la Casa Blanca”.

“Ataque a la Casa Blanca” (Olympus Has Fallen), del director Antoine Fuqua, es justamente una película de largo metraje que fue estrenada el anterior 4 Julio y que crea en el país de las barras y las estrellas un ambiente de zozobra gubernamental. La película habla de un grupo de guerrilleros fuertemente armados y entrenados que lanzan una audaz emboscada, invaden el edificio y toman de rehén al presidente Benjamin Asher (Aaron Eckhart), conduciéndolo a un bunker subterráneo. La batalla la resuelve el héroe solitario de siempre en esa larga saga de semidioses norteamericanos que están aquí para salvar al mundo de comunistas y (ahora) terroristas, en la persona de un ex-agente de seguridad presidencial (Gerard Butler), quien solo y su alma, vuelve a salvar a la democracia.

Con probabilidad, los policías que perseguían a la mujer ―por cierto, ellos, afectados también por la insolvencia financiera de la administración en turno, ya sin recibir su paga regular―, esperaban que detrás del automóvil de la desdichada madre de un pequeñito que había llegado al mundo meses antes sin culpa alguna, entrara la caballería de algún pretenso grupo islamita ya preparado para la tarea de secuestrar al presidente. En tanto, los legisladores, como siempre, debatían arduamente acerca del presupuesto en el colindante Capitolio; los republicanos, insistiendo en retirar el financiamiento a la ley de asistencia de salud de Obama o postergar su aplicación como condición para dar financiamiento al gobierno federal, ahora confrontados con el plazo del 17 de octubre próximo, para aumentar el techo de la deuda del país o caer en un impago generalizado.

Según la prensa estadounidense, el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, habría dicho ya a sus colegas republicanos que no hay problema con aprobar un aumento del límite de la deuda para que se resuelva la crisis, siempre y cuando el aumento esté condicionado a que se hagan recortes en el gasto público, o de manera más específica, a que la llamada Obamacare, una ley que por vez primera otorga a millones de estadounidenses el derecho a la salud, se suspenda por un año más. Lo que deja al resto de la economía mundial en vilo respecto a lo vaya a suceder, en tanto la Casa Blanca, ahora en plena crisis de salud, no resuelva su penuria, al endeudarse una vez más.

13 de octubre de 2013.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 13 de octubre de 2013)
El Otoño del Imperio

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