domingo, 13 de enero de 2013

De Nuevo en 2013, la Ley de Autorización de Defensa Nacional

Jesús Hernández Garibay

Hace poco más de un año, en la víspera del 2012, el presidente Barack Obama firmaba la denominada Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA, por sus siglas en inglés), mediante la cual autorizaba a partir de entonces a las fuerzas armadas de su país a detener por tiempo indefinido a cualquier ciudadano estadounidense, tan sólo por ser considerado sospechoso de ejercer una actividad terrorista. Obama insistía entonces que había firmado la ley para mantener un financiamiento militar necesario; lo cierto es que con ello abundaba en un grave retroceso de las libertades civiles del país. Al respecto, en este nuevo año, Obama acaba de firmar de nueva cuenta la misma ley, para el 2013.

La ley firmada para el 2012 autorizaba al uso del ejército no solamente para detener sin derecho a un juicio legal a cualquier civil en EUA, sino también en cualquier otro país del mundo. Y mientras que durante el año varios gobiernos emitieron declaraciones en contra de tal legislación, en su país varias personalidades como el académico Noam Chomsky, el filósofo político Cornel West, el analista militar Daniel Ellsberg, el Premio Pulitzer Chris Hedges y otros, promovieron una demanda de inconstitucionalidad en contra de dicha ley, que hasta ahora no ha sido llamada a cuentas por la Suprema Corte; así, en contrario del cada vez mayor rechazo, ahora en el 2013 es ratificada por el presidente.

La nueva iniciativa de ley fue aprobada por el Congreso en medio de las caóticas negociaciones sobre el “abismo fiscal” de finales del año, y entregada a la Casa Blanca en el último fin de semana de 2012. La iniciativa contenía el presupuesto estimado de armas, barcos, aviones y personal militar del Pentágono, así como el de la guerra en Afganistán: 528 mil millones de dólares (mmd) para el presupuesto base de esa dependencia, 17 mmd para los programas de defensa y nucleares del Departamento de Energía y 88 mmd para otros gastos de guerra. A la vez, también proponía reforzar las sanciones en contra de Irán, el aumento a la seguridad para las misiones diplomáticas estadounidenses luego del ataque contra el consulado en Libia, y considera al conflicto en Siria.

No obstante el énfasis en el reforzamiento de las acciones bélicas en contra de otros países, la ambigüedad del texto legal pone en situación de riesgo a sus mismos ciudadanos, incluidos de manera especial a activistas, periodistas o intelectuales que no coincidan con la visión guerrerista que se mantiene en la Casa Blanca, el Congreso y por supuesto entre cerca de quince millones de norteamericanos azuzados por el complejo de gananciosas empresas armamentistas vinculadas a Hollywood y a la creciente industria de la violencia en la televisión que promueven para ellos un clima de zozobra; clima que, dicen, tienen que resolverse con base en la defensa, a sangre y fuego, del “mejor de los mundos posible”. El presidente Obama dice ahora que discrepa de varios de los artículos de la NDAA, por “interferir con mi autoridad constitucional para conducir las relaciones exteriores de Estados Unidos…”; y lo declara, después de haberla firmado…

13 de enero de 2013.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 13 de enero de 2013)
El Otoño del Imperio

No hay comentarios.:

Publicar un comentario