lunes, 7 de febrero de 2011

¿Quiénes Pierden con la Insurrección Popular en Egipto?

Jesús Hernández Garibay

Enredado en los intríngulis políticos y diplomáticos, en los entreveros familiares y los influjos de gobiernos autoritarios en una región como la de Asia, Oriente Medio, o cualquier otro país del mundo, lo que en el fondo se juega hoy en Egipto es el destino de los intereses predominantes durante décadas, que se enriquecen a costa de la miseria de cada vez más familias. En este país se habla, por ejemplo, de unas 200 empresas estadounidenses bien establecidas bajo la segura promoción de unos 650 agentes y organismos egipcios y norteamericanos, como Thomas Register, Dun & Bradstreet, American Big Business o American Export Register, aparte de numerosos contactos en el propio Gobierno egipcio; el núcleo, pues, de una comunidad empresarial muy activa en el país.

Egipto ha sido el segundo gran receptor de ayuda de Estados Unidos durante décadas, después de Israel; el régimen de Mubarak ha recibido unos 2 mil millones de dólares al año desde que asumió el poder. De este monto, las fuerzas armadas se quedan con unos mil 300, pero como siempre sucede con la “ayuda” a los países, los fondos concedidos han ido a parar a las arcas de las empresas estadounidenses del complejo militar industrial como Lockheed Martin y General Dynamics; el dinero nunca es visto, pues se transforma en contratos con empresas que proveen armamentos tales como aviones F-16, tanques M-1, motores de aeronaves, todo tipo de misiles, pistolas o latas de gases lacrimógenos. Lockheed Martin ha encabezado en Egipto acuerdos por unos 3 mil 800 millones de dólares en los últimos diez años; General Dynamics por 2 mil 500 millones; Boeing por mil 700 millones y Raytheon por otro tanto para todo tipo de armas.

A la vez, la seguridad interna y militar de Egipto ha sido apuntalada por una elite de negocios que constituyen el núcleo de un orden policiaco y militar que ha sostenido a Hosni Mubarak durante más de tres décadas. Como se sabe ahora, aparte de los al final de cuentas grandes beneficios por la ayuda militar que recibe, el ejército egipcio dirige una gran variedad de empresas: hoteles, empresas y fábricas, una cartera que le da un importante control de la economía de Egipto, pues se traduce en miles de millones de dólares de ingresos anuales. Durante años ha desarrollado actividades comerciales, incluyendo la construcción de carreteras y aeropuertos, procesamiento de alimentos y de fábricas diversas; una base económica que inclusive ha impulsado a los altos mandos militares en las filas de la élite financiera del país (en datos de Al Jazzera).

Por ello es que la reciente apertura de un diálogo entre el vicepresidente del país, Omar Suleiman, y los grupos opositores, para sentar las bases de lo que sería una “transición a la democracia”, es algo que no beneficia a Mubarak (quien ahora no es más que historia), sino que satisface a una boyante comunidad empresarial, bien representada en el improvisado “Consejo de Sabios” que incluye a Naguib Sawiris, el magnate de negocios que recomendó al mismo Suleiman para un “Gobierno de transición”. Sawiris es uno de los empresarios más influyentes de Egipto en la actualidad, gracias a su rápida expansión de Orascom Telecom, un corporativo que opera redes en siete países y atiende con servicios a unos 500 millones de personas. Así, antes de que Mubarak se vaya, la “transición” tendrá que dejar satisfecho a aquellos quienes serían, en todo caso, los verdaderos perdedores con la posibilidad de que la insurrección popular actual saliera adelante.

7 de febrero de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 13 de febrero de 2011)
El Otoño del Imperio

El Cairo, 25 de enero de 2011...

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