lunes, 14 de febrero de 2011

La Revolución Egipcia Apenas Inicia

Jesús Hernández Garibay

En 18 días, una insurrección popular arrancó de su podio a un régimen que había gobernado Egipto en forma brutal durante 30 años. No obstante, mientras que los inicios de una posible revolución abren la puerta ahora a una reforma política y económica de alcance limitado por causa de los intereses predominantes en esa nación, su efecto más importante y duradero podría ser el despertar de una conciencia social de mucho mayor alcance; luego de la fiesta nacional que como resultado de la caída de Hosni Mubarack se diera en todo el país, comienzan a surgir voces de duda y descontento ante las posibles intenciones del llamado Consejo Militar, al frente ahora de los destinos nacionales.

De un día para el siguiente, como se recuerda, Mubarack, que en su último mensaje llamaba a quienes imaginaba sus “hijos” al entendimiento, decide transmitir el poder al ejército egipcio. Virtual golpe de Estado por causa de la llamarada popular que aparte de la ahora emblemática Plaza Tahrir de El Cairo crecía y se multiplicaba en Alejandría, Damanhour, Mansoura, Suez y Port Said, además de las ciudades sureñas de Assiut, Luxor, Aswan y el oasis de al-Kharga, donde la gente arrasó con la comisaría y las instalaciones del gobierno. Huelgas y protestas en los centros de trabajo desde los trabajadores textiles de Kafr al-Dawwar, Helwan y Mahalla, hasta los trabajadores de la Autoridad del Canal de Suez, que se unen tácitamente a cientos de miles de jóvenes sin empleo.

Tanto para el caso de Túnez como ahora de Egipto la mayoría de los medios informativos sólo destacan el papel de la juventud y las clases medias que utilizan Internet y las redes sociales como actores privilegiados de las protestas. No obstante, lo cierto es que el papel de los trabajadores fue decisivo en Túnez lo mismo que en Egipto. Algunas estimaciones elevan a dos millones el número de trabajadores egipcios que llegaron a participar en más de tres mil acciones colectivas, un 40% de ellas en el sector privado. A partir del domingo 6 de febrero con la vuelta al trabajo fomentada por el gobierno, la situación dio un giro justamente con la entrada masiva de una clase obrera egipcia de larga data en la escena; en una ciudad tras otra hubo huelgas y ocupaciones.

Luego de las celebraciones, la realidad comienza ahora de nuevo a imponerse. Miles de manifestantes volvieron a la plaza Tahrir el domingo 13, después de que las fuerzas armadas intentaran dispersarlos; al mismo tiempo, cerca del Ministerio del Interior la policía realizaba una protesta por mejores sueldos. Mientras los nuevos manifestantes en la plaza gritaban “Revolución, revolución hasta la victoria…”, cientos de trabajadores empleados en los bancos estatales protestaban a las afueras de sus bancos contra la supuesta corrupción y abusos. A la vez, los trabajadores de la Compañía del Canal de Suez de las ciudades de Suez, Port Said e Ismailia iniciaban una ocupación indefinida de las instalaciones de trabajo. En el fondo, todos protestando en contra de los salarios de pobreza y el deterioro de las condiciones laborales; las estrellas de la crisis global.

14 de febrero de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 20 de febrero de 2011)
El Otoño del Imperio

La Revolución en Egipto

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