lunes, 19 de abril de 2010

La Muerte del Presidente Polaco Lech Kaczynski

Jesús Hernández Garibay

El domingo 18 de abril fue sepultado el presidente de Polonia Lech Kaczynski, quien falleciera ocho días antes en el accidente sufrido por su avión durante una maniobra fallida de aproximación al aeropuerto de Smolensk, en Rusia. Como se recuerda, en el accidente murieron la pareja presidencial y otras 94 personas entre las que se encontraban los principales funcionarios civiles y militares de su país. Reconocido como uno de los políticos europeos actuales más polémicos, la muerte del ultraconservador Kaczynski, así como de gran parte de su equipo de gobierno, deja a su patria en una crisis no sencilla de resolver, dados los antecedentes de una nación que se convirtió un fuerte aliado de Estados Unidos y otros países occidentales, cuyos mandatarios no pudieron llegar a las exequias por causa de otra crisis: la de la aviación, que tuvo que paralizar sus vuelos por peligros ambientales.

Lech Kaczynski apoyó a Lech Walesa en el sindicato “Solidaridad” que fue importante para derrocar al régimen socialista en 1989. Junto con su hermano gemelo Jaroslaw fundó el partido Ley y Justicia en 2001, que defiende los valores tradicionales del catolicismo. Convencido homofóbico, cuando fue alcalde de Varsovia en 2002 prohibió manifestaciones de grupos gay. Tras las elecciones de 2005 los dos hermanos gobernaron juntos, Lech como presidente y Jaroslaw como primer ministro. Una de las medidas más polémicas que intentaron poner en marcha fue una ley que obligaba a 700 mil polacos a confesar si habían colaborado con los servicios secretos del anterior régimen socialista; no obstante, el Tribunal Constitucional se opuso a la iniciativa y como esa, muchas de sus políticas fueron derrotadas. Su hermano perdió las elecciones en 2007 y, desde entonces, Lech Kaczynski tuvo que compartir el mando con Donald Tusk, del partido de centroderecha Plataforma Cívica.

La liga de Kaczynski con Lech Walesa fue fundamental en la defensa del sindicato “Solidaridad” en la Polonia de 1988-1989, cuando luego de una ola de huelgas el entonces régimen socialista hubo de reconocer su existencia. Un movimiento aquel en el que desde diez años antes figuras occidentales como Juan Pablo II cumplieron un relevante papel en la conformación de una Polonia del gusto pleno del capitalismo europeo y mundial, desde luego del norteamericano cuyo presidente Ronald Reagan con su “revolución conservadora” había otorgado mediante sus servicios de inteligencia el mayor apoyo posible en la dirección de la caída del “Muro de Berlín” en Alemania, la desaparición de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) y en general el fortalecimiento de los movimientos europeos en el rescate de sus países ante “las garras del comunismo”.

Como se recuerda, resultado de la disolución de la URSS en Europa cambia hasta el mapa geográfico con la división de Checoslovaquia (República Checa y Eslovaquia) o la fragmentación de Yugoslavia (Eslovenia, Croacia, Bosnia Herzegovina, Montenegro, Kosovo, Macedonia). Países a la vez como Alemania, Rumanía o Polonia misma, sufren también importantes cambios internos, no concluidos aún. La muerte ahora de Kaczynski abre en su país una nueva etapa en la cual volverá a plantearse el futuro de la nación. El sondeo más reciente muestra ya que el ahora fallecido contaba sólo con el 25% de apoyo entre la población, mientras que la polémica entre quienes ya muerto lo consideran un héroe y quienes ven en el mismo sólo a un jefe de Estado a quien se debe honrar, sin más, deja ver en medio de la crisis global no resuelta para el mundo, que el destino de Polonia sigue en juego.

19 de abril de 2010.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 25 de abril de 2010)
El Otoño del Imperio

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