domingo, 3 de junio de 2018

Donald Trump: ¿Una Política Exterior Errática?

Jesús Hernández Garibay

Las acciones y/o las intenciones en apariencia volubles del polémico Donald Trump han dejado en algunos analistas la idea de que hay todavía en la Casa Blanca un impetuoso mandatario que maneja la política internacional de Estados Unidos de una manera inconsistente y errática. Pero lo cierto es que tanto sus decisiones en el Oriente Medio como la postura asumida con respecto a Cuba o Venezuela, o frente a China y Rusia, responden más bien a las actuales necesidades de un país como el suyo, en un tiempo de debilidad sistémica no fácil de afrontar.

Las recientes semanas han atestiguado el reacercamiento a las arcaicas posturas sionistas de Benjamín Netanyahu en Israel, frente a sus vecinos palestinos y sirios; un hecho que no sorprende porque ha sido esa la postura de EUA durante años. En particular en Siria ha mantenido con fuego y metralla su intención de seguir apoyando a las debilitadas fuerzas del terrorista Estado Islámico (EI), contraponiendo sus ataques aéreos a los del ejército sirio, ahora apoyado no sólo por Rusia, sino también por Irak y Turquía; en tanto, con respecto a Palestina su país guarda el mismo silencio de siempre ante las atroces acciones represivas del ejército israelí.

En el entorno del provocativo traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén en total apoyo al sionismo, Trump anunció su intención de retirar a su país del acuerdo nuclear alcanzado en 2015 por la administración Obama con Irán, por considerar que el mismo favorece más a ese país que a los intereses del suyo; una gestión la del expresidente con la que Israel nunca estuvo de acuerdo y cuyo cambio ahora Netanyahu también celebra.

Ante la respuesta norcoreana de no concordar con dicha postura, Trump envió una carta al presidente Kim Jong-un, en la que anunciaba que la cumbre que ambos líderes iban a tener en Singapur en busca de una solución a sus diferencias, no se realizaría. Días después, presionado por las críticas de varios de sus aliados, Trump ha dado marcha atrás y plantea que sí tiene la intención de llevar a cabo esas pláticas, tal y como ya estaban programadas.

Y es que tanto Kim Jong-un y Moon Jae-In, líderes de las dos Coreas, luego de cuatro encuentros han firmado la Declaración de Panmunjom en la que el mandatario norcoreano se compromete a sentarse con Trump, como a la “total desnuclearización de la península coreana”. Ambas Coreas están ahora discutiendo un posible “Pacto de no agresión” entre Pyongyang y Washington, mediante el cual las dos partes se comprometan en abstenerse de cualquier acción militar unilateral contra la otra. Cosa que en anteriores negociaciones, nunca ha sido aceptado por EUA.

Finalmente, la preocupación por los cambios políticos en Centro y Sudamérica que han debilitado el vetusto panamericanismo de la Guerra Fría, se mantiene, y de manera particular su política continúa en el sentido de evitar que Cuba se fortalezca y la Revolución Bolivariana en Venezuela se consolide, en el entorno de la creciente importancia que China y Rusia han adquirido, para perjuicio del “mejor de los mundos posibles”. Así, como puede advertirse, a pesar de los deslices y los entreveros, sí hay en la política exterior de Trump una estrategia y una planificación que puede por momentos generar incertidumbre, pero no en toda la comunidad internacional.

3 de junio de 2018.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 3 de junio
de 2018)
El Otoño del Imperio

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