lunes, 20 de julio de 2015

Cuba-Estados Unidos; la Nueva Etapa

Jesús Hernández Garibay

El edificio de la Sección de Intereses, sede de la nueva Embajada de Estados Unidos en La Habana desde el lunes 20 de julio, es tácitamente confrontado por el emblemático espacio de la llamada Tribuna Abierta Antimperialista “José Martí”, un complejo arquitectónico construido a principios del año 2000, para recordarle al gobierno de esa poderosa nación que hay un pueblo dispuesto a dar la vida en defensa de su derecho a decidir.

Desde el ventanal de dicho edificio, lo que pueden advertir los ahora diplomáticos estadounidenses, de día o de noche, son las palabras “¡Patria o Muerte Venceremos!”, aparte de 138 banderas cubanas en largas astas que simbolizan a cada una de las víctimas de acciones terroristas atribuidas al gobierno de Estados Unidos, la estatua del apóstol de la patria apuntando con su mano izquierda “al imperio” y cargando al niño Elian en su brazo derecho, a más de una combatiente multitud, 100 mil en su máxima capacidad, en fechas especiales o conciertos.

En la construcción de tan significativo complejo se levantaron 4 grandes arcos de acero para simbolizar “la fuerza de las ideas y la fortaleza de la Revolución”, además de 10 palmas de acero artísticamente diseñadas, en cuya base fueron agregadas 128 tarjas, cada una de las cuales destaca a cientos de nombres de cubanos, latinoamericanos y del mundo; Abraham Lincoln y Martin Luther King, Salvador Allende y Augusto César Sandino, Benito Juárez y Emiliano Zapata, entre muchos otros.

Así, la gran fuerza histórica contenida en ese monumento es la que, queriendo o no, tendrá que afrontar en una nueva etapa el gobierno estadounidense, en su reconocimiento del fracaso de la estrategia que intentó durante medio siglo, y la que ahora intentará, que ha sido delineada en las palabras de Barack Obama: “nuestro objetivo es empoderar a los cubanos para construir un país abierto y democrático”. Empoderar, desde luego, a quienes acepten un país abierto (a los grandes negocios) y democrático (según las sagradas leyes del “libre mercado”).

Lo intentará, a través de la “promoción de la democracia”, con el objetivo primordial de “liberar el potencial de millones de cubanos, al poner fin a restricciones innecesarias sobre sus actividades políticas, sociales y económicas”. Para lo cual cuenta con la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy), que ya dirige, de acuerdo con su portal en Internet, a organizaciones “democráticas” listas a recibir, tan sólo en el inicio de sus actividades, una buena cantidad de dólares para ello: Asociación Diario de Cuba (280 mil dólares), Center for a Free Cuba (102 mil), Cuban Democratic Directorate (650 mil), Grupo Internacional para la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba (215 mil), Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (107 mil), entre otras bien aceitadas para la nueva etapa.

Ya se verá si gana la fuerza de la historia, o la búsqueda por doblegar finalmente el espíritu de la misma…

20 de julio de 2015.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 26 de julio de 2015)
El Otoño del Imperio

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