domingo, 22 de mayo de 2011

El Reto de una Reforma Energética para Obama

Jesús Hernández Garibay

En un discurso pronunciado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, el 27 de octubre de 2009 decía el presidente Barack Obama que “el país que gane la carrera por fuentes alternativas de energía se convertirá en líder de la economía global…” Obama planteaba lo anterior, en defensa de un proyecto de ley que tenía sobre la mesa del Con-greso acerca del cambio climático, donde han existido opiniones divergentes en el debate sobre cómo fomentar tecnologías de energía limpia. En aquellos momentos se pensaba que la política energética había avanzado más durante el primer año del nuevo presidente que en cualquier otro momento desde de los setenta, con la pretensión de sentar las bases para una revolución en las fuentes de energía en EUA y en el mundo.

El discurso pronunciado se producía de cara a la cumbre de diciembre de la ONU sobre el cambio climático en Copenhague. En ese entonces Obama preveía ir ahí con tres cartas en el portafolio: el compromiso de reducir las emisiones de EUA en un 17% antes de 2020; la posibilidad de regular las emisiones de todo tipo de emisores en su país, y la percepción de que los compromisos de China e India en Copenhague habrían tenido que ver con la diplomacia de Washington. Al final, la cumbre de Copenhague no resultó lo que el presidente hubiera esperado, mientras que la gravísima fuga de petróleo en el Golfo de México de abril a agosto de 2010, lleva a toda la Administración a una crisis sin precedente, paralizando la intención de esa reforma energética.

Aunque las dos grandes leyes energéticas de la administración de George W. Bush (Ley de Política Energética de 2005 y Ley de Independencia y Seguridad Energética de 2007) incluían apartados para posibles reformas necesarias, ninguna fue suficientemente profunda. De ahí que apenas una semana después de llegar a la Casa Blanca, Obama fir-mara directivas ordenando al departamento de Transporte y al departamento de Energía aumentar los niveles de eficiencia obligatoria para los automóviles en 2011, e imponer res-tricciones más exigentes a las emisiones de CO2 en los estados que las existentes a nivel fe-deral. No obstante, a pesar de que estas medidas dieron al mandatario la posibilidad de presionar al Senado para lograr una nueva legislación, esto todavía no se logra.

Así, en tanto que el apoyo al avance de energías alternativas continúa sin mayor res-paldo político, el país se obliga a importar 11 millones de barriles de petróleo al día, prin-cipalmente de países estables como Canadá y México (primer y segundo proveedor), pero también de Arabia Saudita, Nigeria, Venezuela, Irak o Argelia, donde el flujo del crudo se ve afectado por las condiciones políticas. Por esta razón, en marzo proponía Obama la drástica reducción a un tercio de las importaciones antes del 2020, como un imperativo, al decir: “Estados Unidos no puede permitirse apostar por nuestra seguridad y prosperidad a largo plazo sobre la base de una fuente de combustible con la que es posible que no con-temos”; una decisión que con seguridad tendrá graves repercusiones para muchos.

22 de mayo de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 22 de mayo de 2011)
El Otoño del Imperio

Obama explica su nueva política de seguridad energética

No hay comentarios.:

Publicar un comentario