lunes, 18 de octubre de 2010

El Año Internacional de la Biodiversidad

Jesús Hernández Garibay

El 2010 fue declarado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), Año Internacional de la Diversidad Biológica; una celebración de la biodiversidad y su valor para la vida sobre la Tierra. El Año fue declarado así por la 61ª sesión de su Asamblea General en 2006, con base en cuatro mensajes: los seres humanos forman parte de la rica diversidad de la naturaleza y poseen la capacidad de protegerla o de destruirla; la biodiversidad, la variedad de la vida en la Tierra, es esencial para sustentar las redes de vida y los sistemas que nos proporcionan la salud, el bienestar, el alimento, el combustible y los servicios vitales de los que depende nuestra vida; la actividad humana está causando que la diversidad de la vida en la Tierra se pierda a una gran velocidad; reflexionemos sobre nuestros logros para salvaguardar la biodiversidad y centrémonos en la urgencia de nuestro reto para el futuro.

El Año Internacional de la Biodiversidad pretende llamar así la atención sobre la importancia de la biodiversidad en todo el mundo. Es una celebración de la vida, cuyos objetivos son, entre otros, el aumentar la conciencia de la importancia de la conservación de la biodiversidad para el entendimiento humano, el bienestar, promover el valor económico de la biodiversidad y mejorar el conocimiento público de las amenazas a la biodiversidad y los medios para conservarla, además de alentar a las organizaciones (y los individuos a través de ellas) para tomar las actividades de conservación directa o indirecta de la diversidad biológica. La Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992, estableció un Convenio sobre la Diversidad Biológica, un tratado internacional para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad, que ahora se recuerda.

Los países implicados en dicho Convenio se comprometían entonces a conservar y utilizar de modo sostenible la biodiversidad y la distribución equitativa de los beneficios de la diversidad de especies, para llegar a este 2010 con una reducción significativa de la tasa de pérdida de biodiversidad a nivel global, regional y nacional, como una forma de contribuir al alivio de la pobreza y beneficiar toda forma de vida sobre la tierra. Desafortunadamente, como ha mostrado hace no más que una semana la 8ª edición del Informe Planeta Vivo presentada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), subsiste hoy una tasa alarmante de pérdida de biodiversidad en los países con ingresos bajos; en este sentido, WWF afirma que las naciones ricas deben encontrar formas de vivir sin presionar tanto a la Tierra, para reducir considerablemente su huella. Esto es especial-mente preocupante en relación con su dependencia de los combustibles fósiles.

El Informe muestra que hemos duplicado nuestras demandas sobre el mundo natural desde los años 60; en concreto, un 50% en 2007 respecto a 1966. El Índice Planeta Vivo, de otro lado, evidencia que la sa¬lud de los ecosistemas ha disminuido un 30%; a la vez, denuncia que, con el actual modelo, la humanidad utilizará los recursos de 2 planetas para 2030 y de 2,8 para 2050. Con la recopilación de datos de más de 150 países analizados, el Informe indica que el rápido crecimiento económico genera un continuo aumento de la demanda de recursos para alimentos y bebida, energía, transporte y productos electrónicos, espacio vital y para depositar residuos, especialmente el dióxido de carbono procedente de la quema de combustibles fósiles. Los efectos, advierte, son claramente visibles en los índices del mundo tropical y de los países más pobres, que han disminuido un 60% desde 1970. Y se agrava.

18 de octubre de 2010.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 24 de octubre de 2010)
El Otoño del Imperio

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