sábado, 7 de abril de 2018

La “Opción Preferencial por los Pobres” en la Iglesia Católica Latinoamericana

Jesús Hernández Garibay

La iglesia católica no es uniforme, y nunca lo ha sido; hay un sustento teológico común a los católicos pero a la vez diversos planteos doctrinales correspondientes a épocas distintas y lugares en los que se lleva a cabo la práctica de la fe. Por ello, la discusión de las ideas siempre ha existido y se ha expresado en los concilios, muchas veces en cuanto al tema de las injusticias. Para el antiguo testamento los “profetas” no eran quienes adivinaban el futuro, sino aquellos que denunciaban las injusticias existentes y anunciaban un nuevo mundo más equitativo.

En la iglesia originaria se reconocía una sociedad en la que todos los bienes eran comunes; un “comunismo primitivo” donde se censuraba a los que se apropiaban de esos bienes para fines personales. Respecto de la justicia social, en la Biblia se enfatiza la preocupación por los que sufren, por los oprimidos y los pobres; sin embargo, en el Siglo IV cuando el emperador Constantino reconoce al cristianismo como religión oficial, se inicia un largo periodo donde la jerarquía eclesiástica comparte el poder con los políticos, dejando en segundo plano tal postura.

En la iglesia católica latinoamericana también se da una lucha de ideas, acorde con la que se lleva a cabo en toda la sociedad. Durante la conquista y la colonia, a la vez que se destruyen las culturas y religiones autóctonas con la espada en la mano y en el nombre de Cristo, surgen defensores de los indios como Bartolomé de las Casas, que también en el nombre de Cristo alzan la voz. Lo mismo, durante la Independencia curas como Hidalgo, Morelos y Matamoros desafían a los poderes civiles y religiosos luchando en contra de la opresión y por la libertad, en oposición al “alto clero” conformado por los obispos españoles que estaban a favor de la corona.

Todo esto nos da una clara imagen de algunas de las ideas discordantes en el terreno político y social al interior de la Iglesia. Así, a lo largo del Siglo XX y hasta el 2015 se promulgan encíclicas que expresan la posición de la Iglesia Católica sobre las cuestiones sociales, y conforman la llamada “Doctrina Social Cristiana”. Pero más en particular, a partir del Concilio Ecuménico Vaticano II en la primera mitad de los años sesenta, se da pie a posturas diferentes y aun contradictorias en el terreno social al interior de la Iglesia.

Entre los mismos Papas encontramos enfoques diferentes, como expresiones de distintas corrientes teológicas. Como resultado inevitable de las diferencias entre los Papas Pio XII y Juan XIII, surge una Nueva Teología que sienta las bases para el desarrollo en América Latina de la Teología de la Liberación, una corriente integrada por varias vertientes cristianas cuya aplicación primigenia se inicia en la Primera Conferencia del Episcopado Latinoamericano de Medellín (CELAM, 1968) y luego se fortalece en la Conferencia Episcopal de Puebla en 1980.

Así, el pensamiento teológico latinoamericano alcanza vida propia con esta tendencia añadida a las ya existentes en el seno de la Iglesia, que postula que el Evangelio demanda la “opción preferencial por los pobres”. De hecho, esta frase es una expresión y síntesis que forma parte desde hace décadas de las definiciones de la orden religiosa de la Compañía de Jesús, los “jesuitas”, a la que pertenece el Papa Francisco, nombrado nuevo jerarca de la Iglesia a partir de 2013.

7 de abril de 2018.
(Publicado: Revista Siempre!, México,
7 de abril de 2018)
El Otoño del Imperio

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