viernes, 3 de diciembre de 2010

Ahora la Crisis Estalla en Irlanda

Jesús Hernández Garibay

Como alguien lo decía: un fantasma recorre Europa…; el fantasma de la crisis. Primero fue Islandia, luego Grecia, ahora Irlanda; después vendrán Portugal y España, Francia y otras economías de menor rango, pero de igual significado. Y es que la crisis que estalla en el 2008 en Wall Street, como expresión de los actuales límites del mercado, se reproduce de manera inevitable en otras regiones del globo. Porque las empresas que antes ganaban en algunos círculos tradicionales, cuando el crédito deja de ser ahí una opción suficiente comienzan a buscar en nuevos frentes otras posibilidades. Así pasó en Irlanda, donde las cosas han dado un giro de 180 grados para un régimen, el de Brian Cowen, del partido Fianna Fail en el Gobierno desde 1997; Irlanda es la nueva economía en crisis, que ahora se apresta a “rescatar” el FMI, a costa de despojar a trabajadores empleados y desempleados.

Luego del largo y oscuro periodo de los noventa en que una serie de atentados dio cuenta de las dificultades para construir la paz y el progreso de un sufrido pueblo como el irlandés, los comicios legislativos de junio de 1997 tuvieron como ganador al Fianna Fail en una coalición minoritaria con los Demócratas Progresistas y el apoyo de los independientes. Después de una ardua negociación, el 10 de abril de 1998, en Belfast, se arribó a un acuerdo de paz para Irlanda del Norte; a fines de mayo un referéndum ratificó el acuerdo con el 94% de los votos en la República y el 72% en el Norte. Un mes más tarde se realizaban las primeras elecciones para integrar una Asamblea. La instalación, en diciembre de 1999, del primer gobierno de Irlanda del Norte en 25 años, confirmó la “devolución” de soberanía a los habitantes del territorio por parte del Parlamento Británico.

En este curso, la economía sufrió un declive del 8% anual para el período 1995-2002, a apenas un 2,7% en 2003. Irlanda había desplegado en los noventa una agresiva política de inversión extranjera que le permitió tener el crecimiento económico más veloz de Europa; a través de un impuesto menor al de otros países de la región, logró atraer a corporativos como Google, Facebook o Canon, y proveer servicios de outsourcing. Las empresas irlandesas llegaron a competir en los principales mercados internacionales con sofisticados productos desarrollados. Pero luego, una media docena de banqueros, unas cuantas agencias inmobiliarias y un puñado de políticos, dieron rienda suelta al crecimiento de una burbuja inmobiliaria; con crédito fácil y barato se incitaron aventuras en la industria de la construcción y el sector financiero hizo de la economía irlandesa una venta de garaje.

En sólo tres años, la República de Irlanda pasó de un rápido crecimiento económico a registrar un grave déficit público. Su desarrollo se basó durante años en impuestos bajos que atraían inversiones y multinacionales al país, y en un boyante mercado inmobiliario; cuando estalló la burbuja de la construcción en 2008, el valor de los inmuebles se desplomó entre un 50% y un 60% y atrapó a todos los bancos del país, que habían concedido innumerables préstamos a particulares y promotores. El gobierno de Cowen en Dublín se vio forzado a socorrer a los banqueros con 50 mil millones de euros; ese apoyo hundió las cuentas públicas irlandesas que terminarán en este 2010 con un déficit del 32% de su PIB, frente al 14% que registró a finales de 2009. Hoy un nuevo “rescate” europeo y del FMI de 85 mil millones de euros, será pagado con sangre y sudor por los irlandeses; 25 mil funcionarios públicos perderán sus puestos de trabajo, mientras el salario mínimo, hasta ahora el más alto de la Unión Europea, se verá reducido junto también con un leñazo a las pensiones.


3 de diciembre de 2010.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 5 de diciembre de 2010)
El Otoño del Imperio

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