viernes, 23 de octubre de 2015

El Mórbido Escenario del Mundo

Jesús Hernández Garibay

En el peor ataque registrado en la historia turca, el pasado sábado 10 de octubre se llevaba a cabo una manifestación convocada en la capital Ankara por sindicatos y colegios profesionales, a la cual acudieron miles de personas bajo el lema “Paz, Trabajo y Democracia”. Los manifestantes pasaban frente a la estación central de trenes al momento en que se registraron dos explosiones que causaron la muerte de al menos un centenar de personas y cientos de heridos.

El hecho se desarrolla en el contexto del escabroso escenario que se vive en varios países de la región, acicateado por los ambiciosos planes de Estados Unidos y sus aliados europeos de modificar, por las buenas o por las malas, el statu quo de varias naciones asiáticas, de Oriente Medio y el norte de África que les permita apoderarse del curso de su historia y sus recursos. Ello sin importar la crisis humanitaria que se crea y que ha tenido en estos últimos meses en el flujo de refugiados hacia Europa un nuevo capítulo, ensalzado por matanzas como la de Ankara o las defunciones masivas de quienes huyen de las guerras provocadas.

Al frente de dicho escenario se encuentra por ahora el grupo Estado Islámico (EI), que opera en una cruzada terrorista sobre todo en Irak y Siria, con la intención de modificar en esos países una correlación de fuerzas no satisfactoria para los planes norteamericanos en la región. En los entretelones y bajo una hipócrita máscara que en realidad lo que busca es derrocar a un gobernante incómodo como Al Assad en Siria, lo mismo que debilitar a gobiernos como el iraní y el iraquí, la CIA y otros servicios de inteligencia, junto con fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), continúan armando y apoyando logísticamente al EI.

En el trasfondo, tales circunstancias se desenvuelven en el marco de la grave crisis, sin solución, que vive el capital reinante en los mercados, y que en su afán por salvarse para garantizar los grandes negocios y seguir lucrando a costa de las vidas que sean necesarias, promueve las guerras de exterminio requeridas, en la supuesta búsqueda de la “estabilidad internacional”. Los que ganan primero son las industrias que venden las armas a quienes combaten; luego los gobiernos ligados a estas, a los que el dinero corrompe fácilmente; después aquellas empresas que elaboran las vituallas y al amparo del próspero armamentismo reciben también parte del jugoso pastel.

Los que pierden siempre son aquellos que el Papa Francisco recordaba en su discurso, dicho en la reciente Asamblea General de la ONU: “En las guerras y conflictos hay seres humanos singulares, hermanos y hermanas nuestros, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, niños y niñas, que lloran, sufren y mueren. Seres humanos que se convierten en material de descarte…” Una terrible realidad que desgraciadamente también ahora nos alcanza a los mexicanos, en la brutal guerra sin sentido humano que de unos años para acá se nos ha comenzado a imponer.

23 de octubre de 2015.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 19 de octubre de 2015)
El Otoño del Imperio

domingo, 11 de octubre de 2015

70 Aniversario de la Asamblea General de la ONU

Jesús Hernández Garibay

Del 15 de septiembre al 3 de octubre reciente fue llevado a cabo el 70° Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, un evento esperado entre otras cosas por la participación en la misma del Papa Francisco en representación del Vaticano, Estado que por primera vez pasa a ser oficialmente un Observador en el seno del organismo; la del presidente cubano Raúl Castro que asistiría después de más de 50 años de no pisar suelo estadounidense, y por la votación acerca del bloqueo que ejerce Estados Unidos en contra de la República de Cuba, en donde por primera vez en la historia el gobierno norteamericano se abstendría de votar.

Pero el tema central en esta ocasión era el de advertir los avances reales acerca de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que la comunidad internacional asumió en el año 2000, para ser alcanzados en este 2015, uno de los compromisos más ambiciosos de todos los tiempos asumido para erradicar definitivamente la pobreza en el mundo. Una iniciativa que pretendía confirmar la vocación de las Naciones Unidas como una organización promotora del desarrollo mundial, por encima de su objetivo original de mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.

A este respecto, el saldo no es del todo positivo, pues no obstante que la pobreza extrema se ha abatido en el orbe de manera significativa, no se han alcanzado otros logros: el progreso en la reducción de la cantidad de niños que no asisten a la escuela no fue suficiente; la participación política de las mujeres continúa confrontando infranqueables barreras invisibles; no se ha conseguido alcanzar la meta en cuanto a la reducción de la mortalidad de los niños menores de 5 años ni de la mortalidad materna; el embarazo en las adolescentes ha disminuido pero sigue siendo alto en muchas regiones; todavía hay demasiados nuevos casos de infecciones por VIH; todos los años se pierden aún millones de hectáreas de bosques, y en todo el mundo continúa la tendencia al alza de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Ello ha sido así, porque los esfuerzos por alcanzar los Objetivos y así impulsar el desarrollo mundial han sido hasta ejemplares, pero no en todos los países. Por eso es que a pocos meses de que venciera el plazo para su cumplimiento, se acordó la necesidad de establecer un nuevo marco global para el desarrollo posterior al 2015: la Agenda de Desarrollo Post-2015 y hacia el 2030 se estableció, entonces, con el objetivo pretendido de incidir en las causas estructurales de la pobreza, “combatir las desigualdades y generar oportunidades para mejorar los niveles de vida y la prosperidad de todos los miembros de nuestras sociedades en un marco de desarrollo sostenible a nivel mundial...” Una meta que, a pesar del nuevo entusiasmo que genera, se advierte todavía imposible, mientras sean los negocios de los grandes intereses oligárquicos del mundo los que prevalezcan en los mercados.

11 de octubre de 2015.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 4 de octubre de 2015)
El Otoño del Imperio