domingo, 29 de noviembre de 2015

Estado Islámico Terrorista: El Nuevo Frankenstein de Occidente

Jesús Hernández Garibay

Dice el axioma que a confesión de partes, relevo de pruebas… El hecho de que Hillary Clinton afirmara en agosto de 2014 (entrevista en The Atlantic) que “El fracaso a la hora de ayudar a construir una fuerza de combate creíble… contra el presidente sirio, Bashar al Assad, dejó un gran vacío que los yihadistas ahora han llenado…”, viene a señalar de nuevo a los autores detrás de los atentados que ahora el Estado Islámico (EI) reivindica. “Financiamos mal a rebeldes sirios y surgió Estado Islámico”, confesaba entonces la responsable del Departamento de Estado durante la primera administración del presidente Obama, época en la cual fue considerada como una de los principales partidarios en el gobierno, de prestar más ayuda a la rebelión siria.

En efecto, ha sido la Casa Blanca por su ambición política en esa región y sus principales aliados europeos y asiáticos, entre los que se encuentra la ahora golpeada Francia, quienes son los principales culpables de la aparición de un nuevo y temible grupo terrorista. Es ya un secreto a voces que quienes proveyeron las armas y el entrenamiento de quienes se convierten en las principales fuerzas de combate del EI, fueron la OTAN y los “servicios de inteligencia” de esos países: CIA, MI5, Mossad, entre otros, con el apoyo de gobiernos como el saudiárabe y el turco, también entre otros; y quienes han aportado amplios recursos financieros a los que ahora se instauran como una poderosa fuerza con recursos inconmensurables.

No es poco el que en febrero pasado el Centro Nacional de Antiterrorismo de Siria haya revelado que al menos unos 20 mil extranjeros procedentes de 90 países se unieron a las filas del EI, de los cuales unos 3 mil 400 provienen de países occidentales. Ni es poco que durante el último año 15 países (Australia, Canadá, Egipto, Francia, Libia, Turquía, por mencionar a algunos) se vieran afectados por ataques del EI. Ni tampoco es un asunto menor el que el EI alcance a superar ya la producción petrolera conjunta de Qatar, Ecuador y Libia, y ganar cerca de un millón de dólares diarios por la venta de crudo procedente de pozos bajo su control. La venta, por cierto, a varios de los aliados.

Igual que se edificó varias décadas atrás a Al Qaeda, proveniente de los supuestos “luchadores por la libertad” que se utilizaron para desarticular al gobierno legítimo de Afganistán, igual ahora los aliados crean un nuevo Frankenstein al pretender derrocar al gobierno legítimo de Siria, que se revierte e induce el terror como estrategia de lucha en contra de sus creadores. Los verdaderos culpables así, no son los miles de jóvenes radicales que ahora nutren al deplorable EI, o quienes huyendo de la violencia en sus países forman parte de las masas que como refugiados hoy invaden otros con sus extraviadas vidas. Como dijera el escritor sueco Henning Mankell: “Ellos están aquí porque ustedes estuvieron allí”; difícil explicar mejor las razones de fondo de los atentados en París y la crisis humanitaria de los refugiados en gran parte de Europa.

29 de noviembre de 2015.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 29 de noviembre de 2015)
El Otoño del Imperio

domingo, 1 de noviembre de 2015

El Ambiente Hacia las Elecciones en Estados Unidos

Jesús Hernández Garibay

Luego del reciente primer debate llevado a cabo entre los aspirantes demócratas a la candidatura de su partido hacia las elecciones por la presidencia de Estados Unidos de noviembre de 2016, el ambiente preelectoral comienza a calentarse a cuatro meses del inicio de las Primarias, para preocupación de quienes tal vez consideraban seguro su lugar en la contienda: Jeb Bush por el Partido Republicano y Hillary Clinton por el Demócrata. El escenario político estadounidense muestra ya dos posibles fuerzas que afinan sus motores para un eventual choque de trenes en el próximo año.

En el vergel republicano, guste o no guste, los votantes ven a Donald Trump ―un reconocido representante del ultraconservadurismo temeroso de los cambios que se producen de unos años acá―, como su candidato más fuerte para las elecciones, según una encuesta de Associated Press-GfK que resalta la fuerza política actual del empresario multimillonario. Al respecto, siete de cada 10 republicanos dicen que Trump podría ganar en noviembre de 2016 si es nombrado candidato de su partido. En comparación, 6 de 10 dicen lo mismo del neurocirujano jubilado Ben Carson que, como Trump, ha aprovechado la potente ola de disgusto “anti-Obama” que define las expresiones ultramontanas previas a las Primarias que inician en febrero.

Del lado demócrata, en tanto Hillary Clinton comienza a ser acremente criticada como “candidata increíblemente inútil a la que una gran mayoría del país no le cree una palabra…”, el senador por el estado de Vermont, Bernie Sanders, se está convirtiendo en una fuerza real. El año pasado era claro que la Clinton sería candidata y más que probable que llegaría a la Casa Blanca, pero en los últimos meses su fortaleza pasó de 60 puntos de diferencia frente a Sanders, a sólo 7 puntos. En su camino Hillary se topó con una pared llamada “creciente base de seguidores”, que apoyan al senador y que han transformado su campaña en una gigantesca red social.

Así, mientras una parte del país empuja a quien considera que puede darle la vuelta a la rueda de la historia y restituir el poderío blanco anglosajón que renueve el imperio de su nación en el mundo actual, otra parte ―como en las dos más recientes elecciones presidenciales― intenta de nuevo llevar a la presidencia a quien considera que puede darle otra mejor salida al creciente empobrecimiento que asola a cada vez más grupos sociales. Trump forma parte de ese uno por ciento más rico que el movimiento Ocupa Wall Street acertó en exhibir desde septiembre de 2011, mientras que a Sanders se le comienza a considerar, por sus posiciones, como un posible representante del 99 por ciento restante, perjudicado por el primero.

Todavía es temprano para poder precisar con mayor certeza lo que estará pasando en el curso del próximo año, porque hay otra docena más de precandidatos que podrían mover la balanza final. Pero lo que es cierto es que el panorama promete subir la temperatura.

1° de noviembre de 2015.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 1° de noviembre de 2015)
El Otoño del Imperio