domingo, 31 de mayo de 2015

70 Aniversario del Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria

Jesús Hernández Garibay

El día 8 de mayo se cumplieron 70 años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, luego de la entrada a Berlín de las tropas del ejército rojo y la consecuente capitulación del mando mermado del Tercer Reich. Culminaba así la “guerra relámpago” (Blitzkrieg), llamada de esa manera por un personaje arribista que prefiere al final esconderse de la historia, en lugar de afrontar con una mínima actitud las consecuencias de sus actos.

Adolfo Hitler resulta un inusual asesino, si es que se puede decir algo de un perverso hombrecito mediocre de novela negra, en los momentos en que el mundo cambia, a partir de la presencia de nuevas fuerzas sociales encabezadas por una boyante clase obrera europea, temible ante un puñado de banqueros, petroleros y grandes empresarios (Thyssen Bank; Union Banking, Standard Oil, Dupont, Chase Bank de Rockefeller, y hasta Preston Bush, el abuelo, entre muchos otros) que respaldaron económicamente a Hitler y al nazismo, pues lo que deseaban era salir de la recesión que molestaba a sus ambiciones de galopar por el mundo, pero sin la amenaza de un enemigo obrero y socialista.

Por ello es que aprovechan el mítico ascenso de aquel personero en las desastrosas condiciones alemanas de entreguerras, para fortalecerlo y lanzarlo en contra de tales fuerzas apoyadas por sus pueblos: en lo nacional y primero que nadie contra los luchadores sociales que se hacen cada día más fuertes (sindicalistas y comunistas alemanes a quienes comenzarán a perseguir antes que a cualquier judío alemán), mientras en lo internacional en contra de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), un enemigo principalísimo al que había que derrotar militarmente, para garantizar un mundo de total “libre mercado” abierto a sus intereses.

Contra todo lo esperado por los insaciables oligarcas que subvencionan a Hitler y subyugan también hasta la ignominia a una próspera comunidad judía para aprovechar sus bienes y sus riquezas, lanza el ejército alemán dicha “Blitzkrieg”, la que aspiraba a durar sólo un corto tiempo, pues la URSS sería supuestamente arrasada por las tropas alemanas. Lo fueron muchas de sus tierras, pero con lo que no contaban las hordas del pretencioso hombrecito, era que enfrentarían a un pueblo soviético altamente consciente de la necesidad de defender su suelo, organizado en una Gran Guerra Patria como lo estuvo eficazmente, aun a costa de la pérdida de por lo menos 27 millones de sus compatriotas.

Al final, el ejército alemán es vencido, para tranquilidad de las naciones del mundo restante que, más allá de los arteramente golpeados países europeos, ya esperaban verse también sometidas a esos extremos nazis de manufactura oligopólica que buscaban arreglar el orbe a su total antojo. Como se sabe, luego de aquel 8 de mayo, Estados Unidos tomará en sus manos por medio de la guerra fría, la estafeta para intentar acabar lo que el nazismo no logró...

31 de mayo de 2015.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 24 de mayo de 2015)
El Otoño del Imperio

Protestas y Celebraciones en el Día Internacional de los Trabajadores

Jesús Hernández Garibay

El 1° de mayo se llevó a cabo en muchas ciudades del orbe una conmemoración más del Día Internacional de los Trabajadores. Como muchas otras veces en los años recientes, ello fue motivo para que en una gran mayoría de lugares los actos y marchas realizadas fueran para protestar por las adversas y cada vez más desastrosas condiciones laborales y de vida prevalecientes entre los trabajadores, y exigir cambios de fondo en las políticas salariales y el empleo. La consigna: “no hay nada que celebrar”, contrastó, sin embargo, con la alegría con la que millones de trabajadores celebraron la fecha en Cuba, Venezuela y algunos otros países.

El elevado índice del desempleo en España marcó las movilizaciones de los principales sindicatos del país en 80 ciudades, bajo el lema: “Las personas son primero. Acabar con la política de recortes”; mientras en Francia, los principales sindicatos marchaban contra la austeridad. En Italia los sindicatos reclamaron mejoras para los trabajadores del país pero también para los inmigrantes.

En Sudáfrica, la movilización exigía un salario justo, luego de 21 años de la caída del “apartheid”. En Tailandia, bajo el poder de los militares, se pidió elevar el salario mínimo, mientras que en Filipinas se reclamaba al presidente los millones de puestos de trabajo que prometió crear cuando comenzó su mandato en 2010.

En Turquía la policía dispersó con gases lacrimógenos y cañones de agua a un millar de manifestantes en la Plaza Taksim, mientras decenas de activistas abogaban por los derechos laborales. En Corea del Sur, decenas de miles participaron en manifestaciones, amenazando con una huelga general si el gobierno mantiene su plan de reformar el mercado laboral, en tanto que en Indonesia miles reclamaban al Gobierno aumentos de sueldo y mejoras laborales.

De su lado, Grecia vivió un primero de mayo singular, pues por primera vez un gobierno salió a la calle al lado de sus ciudadanos para reclamar los mismos objetivos: acabar con las políticas de austeridad y restaurar los derechos laborales. Camboya, Indonesia, Malasia y Vietnam también celebraron el día con actos oficiales y manifestaciones, mientras en Cuba la conmemoración resultó una verdadera fiesta en la que participaron más de un millón de trabajadores.

En casi todos los países del mundo, en el 1° de mayo se conmemora el inicio de una huelga que paralizó cerca de 12 mil fábricas en 1886 en Estados Unidos, en demanda al respeto a la jornada de ocho horas; paradójicamente, el Día del Trabajo no se celebra en dicho país, sino hasta el primer lunes de septiembre, por causa de un decreto establecido en 1887 por el presidente Grover Cleveland, para evitar que la fecha sirviera como glorificación de los “Mártires de Chicago”, obreros que dieron su vida en aras de esa lucha.

31 de mayo de 2015.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 10 de mayo de 2015)
El Otoño del Imperio

Elecciones 2016 en Estados Unidos: la Búsqueda por la Presidencia

Jesús Hernández Garibay

Apenas pasadas dos semanas desde las elecciones presidenciales de 2012, en Estados Unidos ya se murmuraba sobre los posibles candidatos para las de 2016. En el Partido Republicano comenzaba a hablarse entonces del senador por Florida Mario Rubio, del exgobernador de Florida Jeb Bush y del senador por Kentucky Rand Paul, mientras que de la perdedora en las primarias del Partido Demócrata, Hillary Clinton, se pensaba que volvería en un tiempo más a la contienda. Ahora, a un año y medio de que se definan candidaturas para la carrera presidencial, comienzan a moverse las aguas hacia las primarias en la escena nacional.

Clinton ―quien acaba de anunciar que sí compite―, es vista por muchos como favorita para convertirse en la primera presidenta de la nación, pero al frente tiene a varios posibles rivales de cuidado dentro de su partido para las primarias, como el exsenador por Virginia, Jim Webb, el exgobernador de Rhode Island, Lincoln Chafee, el vicepresidente Joseph Biden o la senadora Elizabeth Warren. De otro lado, hace tiempo que se habla de que estas próximas elecciones se disputarían entre dos poderosos clanes familiares: el de los Clinton y el de los Bush; así que muchos esperan que el exgobernador Jeb Bush represente toda la fortaleza del Partido Republicano, hoy adueñado del Congreso.

Bush, desde luego, tampoco la tiene fácil, porque se enfrenta a contrincantes partidarios fuertes; por ahora, los senadores Ted Cruz, Rand Paul y Marco Rubio han anunciado ya oficialmente su postulación a las primarias, pero en las mismas también otros posibles candidatos han puesto la vista: el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee, el gobernador de Wisconsin, Scott Walter y el de Nueva Jersey, Chris Christie.

Para la exsecretaria de Estado y ex primera dama Hillary Clinton, de lo que se trata es de prepararse para ganar el voto de sectores desfavorecidos, como las madres de familia jóvenes que incluyen negras y latinas, además de obreros y futuros jubilados; a ellos les dice: “los estadounidenses de a pie necesitan un campeón. Yo quiero ser ese campeón…” De su lado, los precandidatos republicanos prometen echar por tierra los logros y alcances de la administración de Barack Obama, y guiñan el ojo a las comunidades de inmigrantes con un posible sistema para solicitar permisos de trabajo.

Como quiera que sea, las elecciones de 2016 ―que incluirán el gasto supermillonario de rigor que logre convencer a los golpeados ciudadanos de que lo mejor está por venir―, como siempre determinarán a los electores del Colegio Electoral y al candidato presidencial que recibirá el martes 8 de noviembre la mayoría de los votos por parte de ese cuerpo, para ser el 45 presidente de Estados Unidos; así, el ganador asumirá el 20 de enero del 2017. Aparte de presidente, el mismo día deberán ser electos 13 gobernadores y nuevos miembros para el Congreso. O sea, por ahora, un escenario de lo más predecible; ya veremos si sigue así…

31 de mayo de 2015.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 3 de mayo de 2015)
El Otoño del Imperio