lunes, 18 de noviembre de 2013

La 19 Cumbre de Naciones Unidas Sobre Cambio Climático

Jesús Hernández Garibay

Del 11 al 22 de noviembre se celebró en Varsovia, Polonia, la 19 Cumbre de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP19), con el objetivo de establecer una hoja de ruta que permitiera alcanzar el nuevo tratado sobre clima para 2015, que se firmará en París en la COP21. Los principales objetivos de la cita, según sus anfitriones polacos, sería avanzar hacia el nuevo acuerdo mundial y dar impulso a las negociaciones; aquí se pretendía alcanzar un acuerdo que sustituyera al ya desfallecido Protocolo de Kioto sobre reducción de emisiones de dióxido de carbono. Y es que las emisiones de Gas de Efecto Invernadero no paran de crecer, y lo que es peor, el carbón, el combustible fósil más contaminante, se convertirá en 2020 en la primera fuente energética de la economía mundial.

En 2011, la comunidad internacional entabló negociaciones sobre un nuevo acuerdo mundial a fin de actuar de forma colectiva para proteger el sistema climático de la tierra. Ese acuerdo, que deberá estar terminado antes de finales de 2015 y aplicarse a partir de 2020, se está negociando actualmente mediante la “Plataforma de Acción Mejorada de Durban” (ADP). Las negociaciones en el marco de la ADP siguen dos líneas de trabajo: la adopción de un nuevo acuerdo internacional en 2015, y aumentar el nivel de compromiso antes de 2020, cuando entre en vigor el acuerdo de 2015. El acuerdo de 2015 deberá reunir, antes de 2020, el mosaico actual de acuerdos vinculantes y no vinculantes previstos en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

La anterior cumbre (COP18), celebrada en Doha, Qatar, concluyó con el acuerdo de extender el periodo de compromiso del Protocolo de Kioto que expiraba en 2012, hasta 2020. Kioto fue renovado, pero no contó con el apoyo de potencias como Japón, Rusia, Canadá y Nueva Zelanda; tampoco se sumó Estados Unidos, que sigue sin ratificarlo. Estas ausencias implican que los países que se han comprometido a reducir su emisiones durante el segundo periodo de Kioto, con los de la Unión Europea, Australia, Noruega y Suiza a la cabeza, generan apenas poco más del 15% del total de emisiones en todo el mundo y que los países más contaminantes se siguen rehusando a colaborar más.

Durante la nueva cumbre de Varsovia, los países intentarían avanzar en los compromisos vinculantes de reducción de gases de efecto invernadero para el periodo 2015-2020 y abordarían uno de sus escollos ya históricos: la financiación del cambio climático. Se debatirían los aspectos financieros referido al período de 2013 a 2020 y después de 2020. Además, se terminarían de perfilar las decisiones sobre el programa de reducción de las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación forestal en países en desarrollo (conocido como REDD) y el plan de conservación, gestión sostenible de los bosques y el aumento de las reservas de carbono (REDD+), y del mecanismo denominado LULUCF, siglas en inglés de “uso del suelo, cambios en el uso del suelo y silvicultura”. No obstante todas estas intenciones, los acuerdos de la COP19 están quedando de nuevo en meras declaraciones.

18 de noviembre de 2013.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 17 de noviembre de 2013)
El Otoño del Imperio

domingo, 10 de noviembre de 2013

Más Quejas Contra el Gobierno de Obama

Jesús Hernández Garibay

En tanto que la administración de Barack Obama continúa preocupada tratando de “controlar los daños” causados por la reacción internacional a los grotescos programas de espionaje de la NSA, llevados a nueva escala para tratar de salvar a Estados Unidos del temido desastre, en el plano doméstico sigue la polémica por causa del inicio del Obamacare. Mientras que los recortes presupuestales amenazan con disminuir el apoyo gubernamental mediante los cupones de alimentación para 47 millones de estadounidenses que sufren esa condición, las quejas amargas por causa de muertes de inocentes provocadas por el programa de aviones no tripulados en el mundo, se multiplican. Fue la anterior, así, una semana común y corriente más en torno al ahora alicaído “sueño americano”.

Cifras en los medios revelan la escasez de personas que lograron inscribirse en el nuevo sitio web del programa de asistencia a la salud del gobierno, en medio de problemas técnicos generalizados. La Casa Blanca afirma que se registraron 4,7 millones de visitas únicas en el sitio en las primeras 24 horas desde su lanzamiento; no obstante, según notas filtradas a la prensa, la mañana siguiente al lanzamiento apenas seis personas se habían registrado. Por la tarde, alrededor de cien lo habían hecho, mientras 248 más se registraron al final del segundo día. Esto desató de inmediato una ríspida discusión en los medios informativos impulsada por quienes denostan la reforma, que hasta ahora no ha parado y que trata de demostrar la inconsistencia de la “joya de la corona” de Obama.

Para peor, recién ha sido anunciado que disminuye la ayuda del gobierno a los más de 47 millones de beneficiarios de cupones de alimentación, pues vence un programa temporal iniciado en 2009. La medida, llamada burlonamente por los mismos detractores del Obamacare como “despeñadero del hambre”, disminuye en 36 dólares al mes los cupones a las familias de cuatro miembros. Mientras que una de cada siete personas depende de esos cupones, en un año más estos mismos disminuirán en 1,40 dólares por persona, por cada comida, de acuerdo con el Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas. La mengua tiene lugar dos días después de que varios congresistas iniciaban conversaciones sobre un proyecto de ley agrícola, que reducirá todavía más su monto.

La comentarista Amy Goodman (“Democracy Now”) destaca en un nuevo artículo el testimonio de Nabila, una niña de 9 años de edad del noroeste de Pakistán, acerca del uso en su país de los llamados “drones”: “Antes no temía a los aviones no tripulados, pero ahora, cuando los veo cruzar, me pregunto: ¿seré la próxima víctima?”. Nabila vio a su abuela volar en pedazos en un ataque; su caso ha vuelto a centrar la atención en el polémico programa de asesinatos selectivos que se ha vuelto primordial en la política exterior y en la estrategia de guerra del presidente Obama a nivel mundial. Al respecto, dice un informe de Amnistía Internacional: “Tenemos un mensaje muy simple para Estados Unidos: ¿Cómo justifican matar a una abuela? ¿En qué modo eso nos hace más seguros?”

10 de noviembre de 2013.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 10 de noviembre de 2013)
El Otoño del Imperio

domingo, 3 de noviembre de 2013

El Espionaje Trastorna las Relaciones Diplomáticas de Estados Unidos

Jesús Hernández Garibay

Ya sea fastidiados por las revelaciones sobre el espionaje a sus gobiernos o por el hecho de que se espía también a conferencias de negocios, compañías petroleras, mineras y de otras riquezas estratégicas, algunos de los aliados más cercanos de Estados Unidos están tan molestos que la administración de Obama, dice la prensa de ese país, ha entrado en modo de “control de daños”, para evitar que la grietas se ensanchen más y amenacen con derivar en “pleitos entre amigos”. Un nuevo dolor de cabeza este, ahora en el escenario internacional, para una administración cuya trayectoria es cuestionada dentro y fuera del país. Mientras que Europa es un volcán en erupción por esa causa, el general Alexander, jefe de la NSA, dice que su gobierno debe detener a los medios informativos…

Ya desde el mes de junio en la visita del mandatario norteamericano a Berlín, miles de marchistas le increpaban y mostraban carteles que en lugar de decir “Yes, we can” (“Sí, podemos”, la frase más famosa de su campaña para la presidencia), le decían “Yes, we scan” (“Sí, espiamos”). Y es que de acuerdo con las filtraciones, la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) ha espiado a unos 35 dirigentes de gobiernos; entre ellos a sus muy fieles aliados en Alemania, Francia, Brasil o México, y hasta a sus todavía más cercanos socios británicos. Por algo opinaba recién el célebre halcón y empresario armamentista Dick Cheney, vicepresidente de EUA bajo el mandato de George W. Bush, que sus aliados “ya no confían en Estados Unidos”, mientras que sus enemigos “ya no nos temen…”

Así, el debilitamiento de los lazos diplomáticos es cada vez mayor por causa del espionaje que los mismos funcionarios dicen que “son necesarios”, por causa de la “amenaza terrorista…” Lo cierto es que, como se sabe, desde siempre el espionaje de esa nación en todos los países de la tierra, ha sido un hecho común y corriente, no sólo para fines políticos sino empresariales. Hay que recordar cómo incluso muchos empresarios y políticos fueron educados eficazmente en Harvard, MIT y Wharton, instituciones que formaban parte del programa educacional y científico de la CIA en la guerra fría, junto con la Escuela Norteamericana de Administración para Profesionales, de Arizona (también capítulo de la CIA), con la intención de crear “adalides del estilo estadounidense de hacer las cosas” (Buendía, 1984; Kovlev, 1983; Molteno, 1979).

Hoy son mejor conocidos esos hechos, porque el mundo ha cambiado, la crisis terminal del sistema pega más duro, existen más líneas de conocimiento en el “periodismo de investigación”, y valientes casos de delación como el de Snowden o Manning, o muchos otros que en los medios sólo exteriorizan la mayor percepción social de la gente. Glenn Greenwald, el periodista detrás de las noticias en el periódico “The Guardian” acerca del multicitado programa mundial de espionaje, ha prometido que hay mucho más por venir, incluyendo detalles sobre el programa para espiar a ciudadanos estadounidenses. Un bombazo más que a pesar de lo que haga, la atribulada Casa Blanca no podrá detener.

3 de noviembre de 2013.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 3 de noviembre de 2013)
El Otoño del Imperio