lunes, 30 de mayo de 2011

El Hartazgo Social en Europa

Jesús Hernández Garibay

El movimiento español 15 de marzo (fecha en que inicia) pasaba el lunes 23 de mayo a su segunda semana de plantón en la puerta del Sol de Madrid. Habiéndose gestado a través de redes sociales como Facebook o Twitter, plantones de protesta se consolidaban también en plazas de las principales ciudades de España: Coruña, Vigo, Zaragoza, Barcelona, Granada, Córdoba, Mallorca, con una palabra que los define: “indignados”, mientras dos consignas atravesaban las movilizaciones: “Juventud sin futuro”, levantada por miles de jóvenes sin mayor perspectiva de vida, y “Democracia Real, Ya”. “Lo real ―decía uno de los movilizados― es lo opuesto a lo simulado. Lo queremos ya...”

Las protestas en España se asemejan a las que suceden en Portugal, Grecia, Francia o Gran Bretaña, donde desde semanas anteriores se llevan a cabo también huelgas y movilizaciones, mientras en varias ciudades como Praga (República Checa), Budapest (Hungría), Berlín (Alemania), Varsovia (Polonia) y Viena (Austria) se movilizan en apoyo a los españoles con lemas como “¡Estamos hartos!” o “¡No aguantamos más!”; todos con una sensación de injusticia, pues las políticas austeras de sus gobiernos golpean directamente a trabajadores, pensionistas, estudiantes, desempleados y pequeños comerciantes, mientras los empresarios y banqueros que se enriquecieron durante el período del boom económico, del crédito fácil, clientelismo y corrupción, quedan incólumes.

Como se recuerda, ya desde enero anterior el Foro Económico Mundial de Davos reconocía que el “modelo” económico imperante había fracasado y que diversos países se encontraban en la antesala del conflicto social; y lo que decía entonces es que los puntos débiles del mercado podrían causar una nueva crisis global en los siguientes años, por lo que había el riesgo de que las protestas sociales pudieran dar al traste con los grandes negocios. Por ello se llamaba a los gobiernos a trabajar, con el objetivo de encontrar la forma de “evitar que la crisis financiera mundial se convierta en una crisis social…” El hecho es que, poco a poco y a la vez enlazada con las protestas en el mundo árabe (Egipto, Yemen, Túnez), la crisis se convierte en una crisis social.

Mientras que en Italia o Portugal la presencia de los sindicatos sustenta también las movilizaciones, lo espontáneo actual del movimiento español (cuya fuerza proviene, dicen sus componentes, de su “irrepresentabilidad”) es aprovechado por el derechista Partido Popular para golpear en las recientes elecciones municipales al Partido Socialista Obrero Español (que no tiene, por cierto, nada de socialista ni de obrero). No obstante, aun en medio del vilipendio a que somete la prensa tradicional a los manifestantes, como de costumbre acusados de marginales, radicales e inadaptados, lo cierto es que en las marchas que se han realizado confluyen hombres y mujeres de todas las edades. Muchos portando carteles que revelan: “¡Estamos hasta los huevos…!”; y que recuerdan el hartazgo social que también se expresa cada día más en otros países, como nuestro México…

30 de mayo de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 29 de mayo de 2011)
El Otoño del Imperio

Desde Islandia, un mensaje de apoyo a los españoles

domingo, 22 de mayo de 2011

El Reto de una Reforma Energética para Obama

Jesús Hernández Garibay

En un discurso pronunciado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, el 27 de octubre de 2009 decía el presidente Barack Obama que “el país que gane la carrera por fuentes alternativas de energía se convertirá en líder de la economía global…” Obama planteaba lo anterior, en defensa de un proyecto de ley que tenía sobre la mesa del Con-greso acerca del cambio climático, donde han existido opiniones divergentes en el debate sobre cómo fomentar tecnologías de energía limpia. En aquellos momentos se pensaba que la política energética había avanzado más durante el primer año del nuevo presidente que en cualquier otro momento desde de los setenta, con la pretensión de sentar las bases para una revolución en las fuentes de energía en EUA y en el mundo.

El discurso pronunciado se producía de cara a la cumbre de diciembre de la ONU sobre el cambio climático en Copenhague. En ese entonces Obama preveía ir ahí con tres cartas en el portafolio: el compromiso de reducir las emisiones de EUA en un 17% antes de 2020; la posibilidad de regular las emisiones de todo tipo de emisores en su país, y la percepción de que los compromisos de China e India en Copenhague habrían tenido que ver con la diplomacia de Washington. Al final, la cumbre de Copenhague no resultó lo que el presidente hubiera esperado, mientras que la gravísima fuga de petróleo en el Golfo de México de abril a agosto de 2010, lleva a toda la Administración a una crisis sin precedente, paralizando la intención de esa reforma energética.

Aunque las dos grandes leyes energéticas de la administración de George W. Bush (Ley de Política Energética de 2005 y Ley de Independencia y Seguridad Energética de 2007) incluían apartados para posibles reformas necesarias, ninguna fue suficientemente profunda. De ahí que apenas una semana después de llegar a la Casa Blanca, Obama fir-mara directivas ordenando al departamento de Transporte y al departamento de Energía aumentar los niveles de eficiencia obligatoria para los automóviles en 2011, e imponer res-tricciones más exigentes a las emisiones de CO2 en los estados que las existentes a nivel fe-deral. No obstante, a pesar de que estas medidas dieron al mandatario la posibilidad de presionar al Senado para lograr una nueva legislación, esto todavía no se logra.

Así, en tanto que el apoyo al avance de energías alternativas continúa sin mayor res-paldo político, el país se obliga a importar 11 millones de barriles de petróleo al día, prin-cipalmente de países estables como Canadá y México (primer y segundo proveedor), pero también de Arabia Saudita, Nigeria, Venezuela, Irak o Argelia, donde el flujo del crudo se ve afectado por las condiciones políticas. Por esta razón, en marzo proponía Obama la drástica reducción a un tercio de las importaciones antes del 2020, como un imperativo, al decir: “Estados Unidos no puede permitirse apostar por nuestra seguridad y prosperidad a largo plazo sobre la base de una fuente de combustible con la que es posible que no con-temos”; una decisión que con seguridad tendrá graves repercusiones para muchos.

22 de mayo de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 22 de mayo de 2011)
El Otoño del Imperio

Obama explica su nueva política de seguridad energética

miércoles, 11 de mayo de 2011

La Reforma Educativa: Nuevo Avance de Obama

Jesús Hernández Garibay

A sólo dos meses de haber tomado posesión de su cargo, en marzo de 2009, el novel presidente de Estados Unidos, Barack Obama, manifestaba su preocupación respecto a la eficacia en cómo se educa a los estadounidenses, al advertir en una conferencia ante la Cámara de Comercio Hispana: “El relativo declive de la educación (norte)americana es insostenible para nuestra economía, inadmisible para nuestra democracia e inaceptable para nuestros niños. No podemos dejar que siga como está. Lo que está en juego es el sueño americano…” Con este discurso planteaba su propósito de llevar adelante una Reforma Educativa, con objeto de hacer frente a retos vigentes desde décadas atrás, que vez a vez se agravan en el escenario de la Unión Americana.

Desde 1965, los sucesivos intentos de la Casa Blanca por mejorar la enseñanza han sido calificados como desastrosos, mientras que la necesidad de fortalecer la educación científica ha sido reconocida ampliamente a partir de la década de los ochenta. Pero a pesar de que el gobierno de Washington ha inyectado 200 mil millones de dólares a los presupuestos de educación de los Estados, actualmente casi el 70% de los estudiantes de cuarto año de Primaria en zonas urbanas no alcanzan el nivel básico de Lectura, y los alumnos del último año de Secundaria van detrás de los de países como Chipre y Sudáfrica en Matemáticas. Y lo que es evidente es que la prominencia científica y tecnológica, se ha debilitado en relación con las de otros países, especialmente Japón o China.

Como resultado del Informe del Progreso Educativo en Estados Unidos presentado en la década de los 80, el ex-presidente George W. Bush propuso el plan América 2000, a fin de reformar el sistema educativo y orientarlo hacia la competitividad y las competencias de los educandos. Dichas reformas se concretaron con la firma de la Ley “Que Ningún Niño Se Quede Atrás” (No Child Left Behind Act) en enero de 2000. No obstante, la ley resultó ineficiente, sobre todo, dicen los expertos, por su rigidez a la hora de mejorar el rendimiento académico de los estudiantes principalmente en las áreas de Lectura y Matemáticas, dos de los tres elementos que califican los estudios PISA de la OCDE, donde EUA se ubica 12 puntos por debajo de la media de los países participantes.

En octubre pasado Obama anunció un nuevo programa llamado “Aptitudes para el Futuro de Estados Unidos”, que ayudaría a las universidades y las empresas a compatibilizar currículos de enseñanza, mientras que en marzo de este año el Congreso aprobó su nueva Reforma Educativa, bajo el afán del presidente de “cerrar la brecha académica entre los estudiantes estadounidenses y sus contrapartes en China y otros países desarrollados”. La reforma incluye mecanismos de apoyo a estudiantes con limitaciones económicas; necesarios, a decir del presidente, porque la educación superior es cada vez menos accesible a la denominada clase media. Como sea, esta nueva reforma se traduce en un segundo éxito del cuatrienio, junto con la del Sistema de Salud también aprobada.

11 de mayo de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 15 de mayo de 2011)
El Otoño del Imperio

No Child Left Behind: Truths and Consequences

lunes, 2 de mayo de 2011

Los Entretelones de la Reforma de Salud en Estados Unidos

Jesús Hernández Garibay

En mayo de 2007, un año antes de que la parafernalia de las elecciones presidenciales en Estados Unidos enmarcara las intenciones de varios de los precandidatos de ocupar la Casa Blanca, Barack Obama comenzaba a plantear como una de sus promesas de campaña la posibilidad de un cambio de fondo en el Sistema de Salud de su país. Por esas mismas fechas, un estudio internacional (Fondo Commonwealth) ubicaba dicho sistema en el último lugar de los países de la OCDE, debido a ser el más caro del mundo y dado el “pobre desempeño en calidad, acceso y eficiencia”, entre los países desarrollados. El estudio destacaba que 45 millones de estadounidenses, equivalente a 15 por ciento de la población, no contaban con seguro médico.

El Sistema de Salud venía siendo cuestionado durante muchas décadas atrás, desde Theodore Roosevelt en 1901 hasta William Clinton en 1993, y nunca había podido ser reformado debido a la negativa de las compañías de seguros y los grupos médicos que ejercían presión para que no fuesen sancionados ninguno de los proyectos de reforma. Ahora, la promesa de Obama se concretaba al ser aprobada su reforma el 21 de marzo de 2010 en la Cámara de Representantes, con 219 votos a favor y 212 en contra; a la misma se opondrían todos los 178 legisladores republicanos junto con 34 demócratas. Con el tiempo y el cambio en la correlación de fuerzas en las elecciones legislativas de 2010, la misma trataría de ser revocada, todavía sin éxito hasta ahora, por los diputados republicanos.

A pesar de que este rechazo intentaba desprestigiar la propuesta de Obama, pretendiendo que su puesta en marcha sería un “desastre” para la economía y que el inicio del “Obamacare”, como se llamó despectivamente a la “Ley de Cuidado de Salud Asequible”, no era más que un “socialismo” disfrazado y una costosa injerencia del Estado en el sector privado que abultaría el déficit presupuestal, la misma habría de ser iniciada desde el mes de enero de este año, con aspectos como estos: gratuidad de exámenes preventivos para los usuarios de Medicare (programa de salud del Estado); descuentos del 50% en medicamentos para usuarios de Medicare; bonos para médicos de Medicare que ofrecieran servicios de atención primaria; reembolso en costo de medicamentos, entre muchos otros.

El mercado mundial de las medicinas representa unos 200 mil millones de dólares al año; y una docena de grandes empresas, entre ellas las llamadas “Big Pharma” (Bayer, GlaxoSmithKline (GSK), Merck, Novartis, Pfizer, Roche, Sanofi-Aventis), controlan la mitad de ese mercado; sus beneficios son superiores a los obtenidos por los poderosos grupos del complejo militar-industrial o de las telecomunicaciones. Por eso, apoyándose en los grandes medios de comunicación más conservadores y en el Partido Republicano, están gastando decenas de millones de dólares en campañas de desinformación. La reforma, dicen sus detractores, “es la joya de la corona” del “socialismo” de Obama y los republicanos lucharán “hasta colocar en la Casa Blanca a un presidente que la revoque…”

2 de mayo de 2011.
(Publicado: Revista Siempre!, México, 8 de mayo de 2011)
El Otoño del Imperio

Para entender la reforma de salud de Obama (1/3)